jueves, 12 de noviembre de 2015

Película: The Taking of Deborah Logan (2014)

La posesión de Deborah Logan es una película piola que, a través de un estilo de falso documental, parte con el registro del deterioro mental de Deborah, una paciente de Alzheimer por parte de Mia, una tesista de medicina. Ella se traslada junto a su camarógrafo y su sonidista a la laberíntica casa (llena de áticos) de la anciana y su hija, víctima también de los coletazos de la terrible enfermedad como cuidadora de su madre. En pocas semanas y tras una sucesión de hechos paranormales, la filmación se transforma en el registro cada vez más errático y abismal de una posesión envuelta en misterio y ocultismo.

A mi parecer, dos cosas mantienen erguido el armatoste: los efectos visuales y la interpretación de Jill Larson como Deborah Logan. El trabajo de maquillaje está bien pulento, realzando la espeluznante actuación de Larson en las dos o tres pieles de la anciana: la lúcida y huraña, la alienada por el Alzheimer y la poseída. Lamentablemente, la única que le sigue de cerca en presencia escénica es Anne Ramsay como Sarah, la hija emocionalmente desgastada, ya que la actuación de la tesista y su equipo es bien fome (personajes que tampoco tienen un perfil interesante que aportar).

Por este gif llegué a la película.
Lo bacán es que esta película puede llegar a asustar de verdad, aspecto crucial del terror pero pocas veces logrado. Al menos a mi hermana le dio miedo, y le creo porque en general el ritmo lleva una buena escalada (o descenso) en el horror. Sin embargo, yo no me asusté porque soy bien machito y tengo las bolas bien puestas... No, mentira, fue porque la vi acompañado. De todas formas, genera un ambiente bastante propicio para el terror como yo no había encontrado hace bastante tiempo, con películas que prometían miedo pero se quedaban en los sobresaltos y el suspenso, lo que tampoco es malo. Creo que, además de sus aciertos técnicos, esto se debe a la asociación (cuestionable, por cierto) entre enfermedad mental y horror, e incluso entre ésta y la vejez, la fobia a la demencia y a la senilidad tan propia de la cultura occidental, que es aprovechada con astucia y oportunismo para disparar miedo y desazón visceral a lo largo del filme.

Si alguien está leyendo esto, le recomiendo que le dé una oportunidad.

2 comentarios:

chamico dijo...

Qué buena, la veré pero cuando la Dani llegue de stgo que solo me da miedo.

¿Viste The Babadook?

cesar andre dijo...

Oh, no, pero la pondré en mi lista.