Traducida como Escondidos en Brujas, funciona como un modesto cuento acerca de dos asesinos (Ray y Ken) que son enviados por su jefe (don Harry) a la ciudad de Brujas (Bélgica) para ocultarse tras una operación fallida. Allí deberán esperar de las siguientes instrucciones que pueden llegar en cualquier momento, y que cuando llegan, abren un conmovedor conflicto de trauma, melancolía, amistad y código de honor.
Digo que lo veo como un cuento porque está bien armadita. En lo chico, tenemos diálogos plagados de humor, que incluso se inmiscuyen en los momentos más dramáticos sin desteñirlos. Y por otra parte, en lo general, despliega una historia de bonitos giros argumentales, y dotando al menos a sus personajes principales de una profundidad psicológica de fácil digestión para uno como espectador (lo que también podría ser visto como eslabón débil).
Las actuaciones principales las encontré precisas: Brendan Gleeson como el afable y veterano Ken, Colin Farrell que presta su cargado acento irlandés y su estilo despeinado al infantil y atribulado Ray, y Ralph Fiennes, maestro como él solo y que incluso se da el lujito de tirarse unos diálogos bien chistosos. Los demás hacen lo suyo para aportar al hilo de la historia.

En fin, creo que me gusta casi todo de ella. Lo único que le criticaría sería el final-final que está medio mamón, pero es parte de mi gusto personal por los finales ambiguos. De todos modos, el conjunto está exquisito.
Eso no más voy a contar para no arruinar el visionado, que desde ya recomiendo con un gran pulgar hacia arriba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario