domingo, 22 de noviembre de 2015

Película: Big Eyes (2014)

Ojos grandes es la última película de Tim Burton donde relata la vida de la pintora estadounidense Margaret Keane, creadora de cuadros de niños con ojos grandes y mirada sombría, icónicos en Yanquilandia (me imagino que es como que aquí fuera el cuadro del niño que llora o las toallas de Felipe Camiroaga). Tras abandonar a su marido “cuando aún no estaba de moda”, Margaret hace lo que puede para mantenerse a sí misma y a su hija pintando retratos en la calle. Pronto conoce, se enamora y se casa con Walter Keane, un vendedor nato con cuyo carisma comienza a vender los cuadros de su esposa, con una salvedad bien fea y dolorosa para la pintora: Walter hace pasar los característicos cuadros de “ojos grandes” como suyos.

El filme exuda arte pop por todos lados, pudiendo ser vista como un ensayo crítico acerca de la cultura popular tanto por su contenido más explícito como por el estilo en que está armada. El ensayo comienza de manera bien directa con un epígrafe de Andy Warhol: “Creo que lo que hizo Keane es espectacular. Tiene que ser bueno. Si fuera malo, no le gustaría a tanta gente.” Quién mejor que el adalid del pop art para pinchar con la inacabada pregunta sobre qué es arte, que por fuerza se deslinda con la definición de aquello que no lo es. Además, el hecho mismo de replicar una cita de una celebridad larga un aire a reproducción en masa y filosofía de feria artesanal.

Luego está la paleta de colores típica de Tim Burton en su faceta irónica-colorinche, y que siendo un drama más realista, sabe llevar con mesura. En esta ocasión le baja (un poco) a los colores más cursis pero lo equilibra subiéndole a la saturación. Antes me costaba tragarme este estilo, pero ahora, y teniendo en cuenta de lo que trata esta peli, me cuadra mejor.

Es interesante incluso el hecho de que Tim Burton encabece esta producción. No hay duda de la popularidad de la obra de este director, que con su estilo personal ha dejado huellas reconocibles en el imaginario pop hasta del espectador más ocasional (las más notables: El joven manos de tijera y el Jack Skellington que muchos emos y pokemones portaron en parches y chapas). Sin embargo, y sin desmerecer su talento, en su éxito también hay algo de buen marketing, y esto lo sabe el caballero. Sí po’, de más que lo sabe, ¿cierto? En Ojos grandes, este conflicto se magnifica, porque pone lupa sobre el engaño y el blufeo que están a la vuelta de la esquina. Y no me refiero sólo al inescrupuloso Walter Keane, sino también a la incestuosa escena del arte moderno allí mostrada. el círculo cerrado donde los artistas se refieren sólo entre ellos y los críticos alaban las obras que exponen sus amigos dueños de galerías. El arte que puede llevar tal título depende de las redes y de la colocación del producto. Una cosita poca de declaración personal se podía ver en Ed Wood (1994), pero ahora ya más maduro, Tim Burton desliza aquí una reflexión más directa en torno al criterio de demarcación artística y la mercantilización del arte, aspecto vilipendiado que alcanza a teñir su propia obra.

[Spoilers a continuación]

domingo, 15 de noviembre de 2015

Osorno

Capital del Mundo
Ombligo del Universo
Tierra de las Luengas Sopaipillas
Ciudad de la Módica Juerga
Verdegrís
Sede del Provi
Cuna de los Toros
Patria de Martín Vargas y María Gallardo
País de las Mil y Un Singularidades
Vórtice del Smog
Lunar de Concreto
Pueblo del Ceño Fruncido
Dominio del Milodón y el Gonfoterio
Reyno de la Leche y la Carne
Trono de Luli Love
Chauracahuín
Reunión de las Chauras
Ribera Marrón
Corazón del Fütawillimapu
Fome No More
Osorno City
Osorno's Landing
Osornotown
Osornoshire
Osorno, je t'aime
Osorno, maldito Osorno
Osorno, querido Osorno
Osorno malevo
Osorno que me hiciste mal y sin embargo, te quiero

sábado, 14 de noviembre de 2015

Película: Million dollar arm (2014)

Million Dollar Arm (2014) es un drama deportivo basado en la historia real de Rinku Singh (Suraj Sharma, el de Life of Pi) y Dinesh Patel (Madhur Mittal, el hermano de Slumdog Millionaire), dos chicos de la India más pobre que son reclutados como lanzadores de béisbol por el señor J.B. (Jon Hamm, el de Mad Men), un cazatalentos de las grandes ligas de US of A. En este viaje de choque cultural entre India y EEUU, son acompañados por Amit (Pitobash Tripathy), el traductor de los chicos y fanático del béisbol que alucina con las luces de la metrópolis, y Brenda (Lake Bell), la adorable amiga de J.B. que le pone los pies en la tierra y acoge a los confundidos Rinku y Dinesh.

No es una película memorable. Sin embargo, aparte de la ridiculez del tiro del flamenco y del personaje de Amit cuya caricatura caería en lo indigno de no ser por las escasas intervenciones dramáticas de Tripathy, es cumplidora como la típica película buena onda de superación y blablablá. Podría haber profundizado un poco más en la trastienda del béisbol como deporte espectáculo (algo que conocemos por estos lares en la industria del fútbol) y sus movimientos de capitales y personas a través del globo, o en los entreveros psicológicos de los chicos pobres que abandonan a sus familias, amigos y entornos para triunfar en el mundo exitista de la alta competencia. Pero después caché que es una producción de Disney, además de traducción directa del libro del J.B. real, así que mucho no se puede pedir.

Y eso sería, no sé qué más decir.

¡Ah! A sugerencia de don Fabián, comenzaré a puntuar con jumbitos con un máximo de cinco. Ésta se lleva 3 de 5.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Elogio de la onicofagia

Hoy hablaré un poco de uno de mis vicios más odiosos pero a la vez más caros: la onicofagia o, en español llano, comerme las uñas.

Todo comenzó con una amiga que en segundo o tercero básico me enseñó esta mala costumbre. Claro, en vez de enseñarme a aspirar neoprén o a tatuarme con aguja de coser y lápiz pasta, me introdujo al oscuro pero encantador mundo de la onicofagia. Al parecer las grandes amistades sacan lo mejor y lo peor del espíritu humano, sin términos medios.

Junto con la técnica, mi amiga me enseñó además el secreto del aficionado. Secreto que compartiré hoy con usted (sí, usted, estimadx), con el fin de aportar mi granito de arena en la difusión de este mal llamado flagelo que, según diversos estudios etnoepidemiológicos y longitudinales, afecta a muchas personas de todas las edades, géneros, formas y colores.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Película: The Taking of Deborah Logan (2014)

La posesión de Deborah Logan es una película piola que, a través de un estilo de falso documental, parte con el registro del deterioro mental de Deborah, una paciente de Alzheimer por parte de Mia, una tesista de medicina. Ella se traslada junto a su camarógrafo y su sonidista a la laberíntica casa (llena de áticos) de la anciana y su hija, víctima también de los coletazos de la terrible enfermedad como cuidadora de su madre. En pocas semanas y tras una sucesión de hechos paranormales, la filmación se transforma en el registro cada vez más errático y abismal de una posesión envuelta en misterio y ocultismo.

A mi parecer, dos cosas mantienen erguido el armatoste: los efectos visuales y la interpretación de Jill Larson como Deborah Logan. El trabajo de maquillaje está bien pulento, realzando la espeluznante actuación de Larson en las dos o tres pieles de la anciana: la lúcida y huraña, la alienada por el Alzheimer y la poseída. Lamentablemente, la única que le sigue de cerca en presencia escénica es Anne Ramsay como Sarah, la hija emocionalmente desgastada, ya que la actuación de la tesista y su equipo es bien fome (personajes que tampoco tienen un perfil interesante que aportar).

Por este gif llegué a la película.
Lo bacán es que esta película puede llegar a asustar de verdad, aspecto crucial del terror pero pocas veces logrado. Al menos a mi hermana le dio miedo, y le creo porque en general el ritmo lleva una buena escalada (o descenso) en el horror. Sin embargo, yo no me asusté porque soy bien machito y tengo las bolas bien puestas... No, mentira, fue porque la vi acompañado. De todas formas, genera un ambiente bastante propicio para el terror como yo no había encontrado hace bastante tiempo, con películas que prometían miedo pero se quedaban en los sobresaltos y el suspenso, lo que tampoco es malo. Creo que, además de sus aciertos técnicos, esto se debe a la asociación (cuestionable, por cierto) entre enfermedad mental y horror, e incluso entre ésta y la vejez, la fobia a la demencia y a la senilidad tan propia de la cultura occidental, que es aprovechada con astucia y oportunismo para disparar miedo y desazón visceral a lo largo del filme.

Si alguien está leyendo esto, le recomiendo que le dé una oportunidad.

Película: In Bruges (2008)

Según parece, esta película no es tan conocida a pesar de sus galardones, lo que es una lástima porque la encontré harto buena, así que la veo cada vez que se lo muestro a alguien; la última víctima, mi madre.


Traducida como Escondidos en Brujas, funciona como un modesto cuento acerca de dos asesinos (Ray y Ken) que son enviados por su jefe (don Harry) a la ciudad de Brujas (Bélgica) para ocultarse tras una operación fallida. Allí deberán esperar de las siguientes instrucciones que pueden llegar en cualquier momento, y que cuando llegan, abren un conmovedor conflicto de trauma, melancolía, amistad y código de honor.

Digo que lo veo como un cuento porque está bien armadita. En lo chico, tenemos diálogos plagados de humor, que incluso se inmiscuyen en los momentos más dramáticos sin desteñirlos. Y por otra parte, en lo general, despliega una historia de bonitos giros argumentales, y dotando al menos a sus personajes principales de una profundidad psicológica de fácil digestión para uno como espectador (lo que también podría ser visto como eslabón débil).

Las actuaciones principales las encontré precisas: Brendan Gleeson como el afable y veterano Ken, Colin Farrell que presta su cargado acento irlandés y su estilo despeinado al infantil y atribulado Ray, y Ralph Fiennes, maestro como él solo y que incluso se da el lujito de tirarse unos diálogos bien chistosos. Los demás hacen lo suyo para aportar al hilo de la historia.

A pesar de las quejas del lolo Ray, Brujas se muestra aquí como una auténtica ciudad de cuentos de hadas, perfecta para morir como señala don Harry, vieja ciudad medieval bien conservada que encanta por sus luces nocturnas, sus callejuelas de piedra y sus edificios históricos al borde de apacibles canales. Es el escenario perfecto para esta historia autocontenida, una burbuja detenida en el tiempo que permite a sus personajes dar libre curso a sus disquisiciones. Al mismo tiempo, sin embargo, también se presenta como una jaula de la que no se puede escapar, un purgatorio de almas perdidas. Y junto con la metáfora, Brujas se presta como hermoso paisaje tanto para el drama como para las escenas de acción, que no son muchas ni tan intensas ni complejas (aunque sí visualmente cuidadosas y bien maquilladas), pero sí son, por fortuna, persecuciones de a pie, que son el tipo que más me gusta ver.

En fin, creo que me gusta casi todo de ella. Lo único que le criticaría sería el final-final que está medio mamón, pero es parte de mi gusto personal por los finales ambiguos. De todos modos, el conjunto está exquisito.

Eso no más voy a contar para no arruinar el visionado, que desde ya recomiendo con un gran pulgar hacia arriba.

jueves, 15 de octubre de 2015

Película: The Martian (2015)

Esta película se llama Misión rescate, y la boca te queda donde mismo.

La cosa va así: una misión tripulada a Marte falla cuando los sorprende una tormenta y deben realizar un despegue de emergencia, dejando atrás a uno de los integrantes, Mark Watney, presumiblemente muerto. Sin embargo, al día siguiente se levanta de entre la arena cual Lázaro y se enfrenta al hecho de que es el único hombre del planeta rojo. Siendo botánico (no contaban su astucia), se dedica a cultivar su propia comida aplicando trucos macgyverescos al estéril suelo marciano, mientras espera el rescate que se planea desde la Tierra entre dificultades técnicas y burocráticas.

Fui a ver esta peli al cine con mi mami, llevando expectativas muy distintas a lo que resultó en realidad. El título prometía mucho, al menos el original "El marciano", pero creo que éste es uno de los raros casos en que a la película le viene mejor el desabrido título puesto por la distribuidora: "Misión rescate".

(puede haber spoiler)

domingo, 4 de octubre de 2015

Entre los próximos súperestrenos...

Envidia. Terror. Sacrificio. Redención.

Cuando una hermandad se triza, cuando se viola un pacto milenario, el caos total se desata
y mundos enteros son empujados al borde del abismo.


De los productores de Caníbales en Quemeumo y Canción de Amor y Romance en el Huerto

Estudio Special K trae a sus pantallas

T R E N G T R E N G    v e r s u s    K A Y K A Y
UNA HISTORIA MÁS ALLÁ DE LA HISTORIA

Pronto en su cine favorito

sábado, 3 de octubre de 2015

Muda animal

Los chicos siempre me advertían que no me vaya por Baquedano, que jamás nunca me vaya por Baquedano, que es peligroso, que siempre andan pendejos choros, perros mala leche y cosas raras. A mí me cargaba la calle principal, llena de autos, de postes y paraderos. Llena de gente, apurada y con cara de pico en el día, borracha y escandalosa en la madrugada.

Los Carrera parecía especialmente prendida esa noche, no sé si sería por la fecha festiva o porque yo volvía agotado a mi guarida después de juntarme con unos amigos. El tiempo estaba bueno, sí, el cielo estaba despejado y la brisa era amable, pero tanta vida en las calles me abrumaba. Era imposible pasar piola (mi especialidad). Desde el otro lado de la calle un grupo de universitarios me saludó y empezó a cantar o a bramar, no era mucha la diferencia. Un poco más allá, una pareja ebria me llamaba a palmadas, probablemente con intenciones lujuriosas. Qué asco. Yo estaba cansado, sólo quería dormir, así que decidí ir en contra de las advertencias de mis amigos y bajé hacia Baquedano.

La soledad ejerce sobre mí un efecto apaciguador. Apenas vi la calle desierta mi pecho se relajó, mi visión se enfocó y mi paso se desaceleró. Tenía Baquedano sólo para mí. Caminaba feliz, respirando la frescura de la noche y parando a momentos para mirar las estrellas. No había perros, no había pájaros ni fantasmas. La Vía Láctea me masajeaba el cuello y la vereda me parecía una esponjosa alfombra que guiaba mis pasos hacia mi hogar.

De pronto, vi que dos tipos torcían en la esquina en dirección mía. No me asusté ni me sobresalté. Es más, viéndolos de lejos venir hacia mí, sentí una comunión con ellos al compartir fugazmente la placidez de la noche. Nos sabíamos camaradas anónimos y pasajeros sin siquiera tener que saludarnos o mirarnos. Éramos como esos astros errantes que cada mil años cruzan sus respectivas sendas sin mirarse, sin tocarse ni querer hacerlo, poco más que paisaje el uno para el otro. O eso pensaba yo.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Película: 500 Days of Summer (2009)


Con esta advertencia inicia 500 Days of Summer, comedia romántica del 2009 sobre Tom, un chico que trabaja en una empresa como redactor de tarjetas (de felicitaciones, de condolencias, de cumpleaños, etc.) y que se enamora de Summer, una colega nueva con la que pronto empezará a andar, pololear o quién sabe qué cosa. Comenzando la película ya sabemos que la cosa tal terminó mal: en el día 290, Tom termina con Summer, y sus amigos lo ven tan destrozado que tienen que llamar a su hermana chica, que como un Pepe Grillo le da consejos más atinados que sus amigos guailones. A partir de entonces se trata de reconstruir la historia completa del desamor que estuvo presente desde el primer día.

Creo que el reparto principal viene de perillas. Joseph Gordon-Levitt presta su cara de cabro bueno para interpretar al confundido Tom, mientras que Zooey Deschanel hace lo suyo con Summer. Sus profundos ojos azules logran encarnar su personalidad interesante y buena onda, pero insondable y compleja para un ingenuo como Tom.

Lo que más me gustó fue lo lúdico de su presentación, sacando del sombrero varios recursos que nutren a la película de color y variedad. El más notable es su estructura no lineal, la alternancia entre los 500 días, saltando hacia atrás o hacia adelante, días o semanas, siguiendo el rastro de los signos del desajuste amoroso, todo ello precedido por bonitas tarjetas de título que ayudan bastante a seguir el hilo. Instancias destacables son el momento musical y un uso gracioso (e incluso interactivo) de la pantalla partida.

La película está entretenida de mirar, sencilla y chistosa, más allá de los momentos cursis que, supongo, son elementos obligados para una comedia romántica. Es más, sabiendo de antemano cómo terminará todo, estas chucherías contribuyen a dibujar el mundo de ensueño en que Tom se va enredando solito a pesar del tremendo letrero de advertencia que le ha plantado Summer con su explícita falta de fe en el amorsh.

La Summer y el Tom.

Además, es mucho más honesta que otras películas del género. Si bien afirma no ser una historia de amor, esto mismo coloca el tema en el centro. Y no lo hace para hablar de amores imbatibles o de trozos de naranja que calzan perfecto, sino para, simplemente, recordar, con letreros y señales de toda clase, que el amor es una relación entre personas libres, que no es necesariamente eterno ni total, que las personas pueden tener conceptos diferentes de lo que significa y que está condicionada por la oportunidad, los ritmos y el momento en que cada quien se encuentra dentro de su trayectoria de vida. Moraleja realista pero no por eso cínica ni pesimista.

Seguro hay un par de cosas más que decir (a todo esto, la música está gonicha y adecuada), pero con esto es suficiente para no sobrecargar. ¿La recomendaría? No especialmente, pero topársela sin nada más que hacer no es en absoluto una pérdida de tiempo.

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Pendientes (vamos que se puede):
- Good Will Hunting
- El gran Lebowski

jueves, 24 de septiembre de 2015

Miniserie: Más allá del jardín (2014)

Ojalá que mi jefe/colega no lea esto, porque debería estar escribiendo lo que me pidió, pero se me hace absolutamente necesario comentar un poco esta serie tan pulenta que me recomendó mi prima Lirayén, la de los monos animados, y que había visto hace como un mes.

Desde ya aviso que no voy a espoilear nada (o eso espero), aunque quede medio vago y general, porque quiero que las tres o cuatro personas que lean esto, la vean. Así de enrollado quedé.


Más allá del jardín (título original: Over the garden wall) es una miniserie animada de Cartoon Network creada por Patrick McHale, nombre asociado a las bonis Flapjack y Hora de aventura. Sus diez episodios, estrenados en 2014 por el cable, siguen las aventuras de Wirt y Greg, dos hermanos que vagan perdidos en un bosque de fábula y buscan regresar a su hogar. Lejos de hallar una salida, se internan cada vez más en los entresijos de “Lo Desconocido”. En compañía de Beatrice, una pájara mandona que habla, van recorriendo aldeas, conociendo a personajes maravillosos y resolviendo entuertos. Todo esto mientras van develando grano a grano el misterio en torno a la Bestia, el ser más temido de la provincia y al que tarde o temprano deberán enfrentar.

Tenemos en esta obra una actualización brillante de los clásicos infantiles europeos y algo más, partiendo por la omnipresencia del bosque. Ese Wald de los hermanos Grimm donde los niños son abandonados a merced de brujas, fieras y espantos, sirve aquí de notable telón de fondo que se va transformando según se va desmadejando el cuento: en ocasiones plácido, de brisa amable y follaje otoñal, en otras de una negrura tupida y asfixiante, o bien duro, lacerante e invernal. En este sentido, la paleta de colores, entre rústica y vintage, está tan rica que dan ganas de apretarle los cachetes. Excepto, claro, cuando la cosa se pone terrorífica, entonces dan ganas de meterse debajo de la frazada. Luego están los poblados, cada uno con una mitología e idiosincrasia originales, pero con elementos identificables de diversos mundos: campesino pagano medieval, laberínticos palacios de noblezas decadentes, el ribereño sur estadounidense...

La integración lograda es preciosa en apariencia y concepto. Por su vocación de collage me recordó un poco a la serie American Horror Story, ya que reedita tópicos que podrían parecer rancios pero les saca jugo y los rejuvenece con una narrativa más actual, con ese estilo de la camada joven de Cartoon Network que también nos gusta a algunos grandes.

El Leñador y la Bestia tienen temas pendientes.
La oscuridad es una constante a lo largo de la historia, según lo augurado desde el primer episodio. No es sólo la presencia maligna de la Bestia, sino los personajes en general, cuyas motivaciones son algo más complejas que el bien versus el mal. Ejemplos de ello hay unos cuantos, pero merece mención la figura del Leñador (interpretado, por cierto, por el bacanoso Christopher Lloyd) y su conflicto profundamente emocional que lo llevará al nudo de la trama.

Sin embargo, no todo es sombrío. También tiene sus momentos de humor, después de todo hablamos de monos de Cartoon Network. Aquí es crucial la figura de Greg, el tierno hermano menor cuya inocencia es el contrapeso del temeroso Wirt. Sus salidas y canciones (inventa una para cada ocasión), además de algunos guiños puestos por los escritores, nos brindan un relajo necesario a la tensión subyacente. En todo caso, el humor está colocado de manera tal que no disipa el dramatismo general, no corta la inspiración ni sabotea del todo ese tono oscuro que rodea como una niebla a los protagonistas durante toda la obra.

La tejné narrativa es exquisita, está bien articulada. Cada aldea, cada personaje, cada entuerto resuelto es una de las varias llaves de la caja negra que es la Bestia y su relación con Lo Desconocido. Las pistas se van agregando en dosis precisas que te dejan con la espina metida para llegar al fondo del misterio. El relato escala en intensidad y fantasía hasta ese punto justo antes del clímax, instante en que se pega su buena frenada, para nada innecesaria, para luego reanudar con mayor fuerza el desenlace anhelado.

Un viaje físico implica casi siempre también un viaje moral, principio que se aplica en esta obra. Más allá del misterio, más allá del humor, Más allá del jardín abunda en redención, desde las historias menores hasta las de nuestros protagonistas. Una vez más, el Leñador, personaje aparentemente secundario, es ejemplo de ello. La Bestia es la encarnación de los mayores horrores, pero llega un punto en que éste queda chico frente a los demonios propios que cada cual debe encarar. Resuelto lo propio, la Bestia queda reducida a un monigote que proyecta una sombra larga alimentada por una lámpara que uno mismo mantiene prendida. Es preciso aprender a caminar en la oscuridad.

Finalmente el rompecabezas queda completo y a la vista. Es un cuadro satisfactorio, pero no por eso cursi ni mucho menos aburrido, como ocurre a veces cuando una obra lo explica todo. La fantasía cunde y rebasa para inundar la realidad y un futuro que deja ganas de más episodios o temporadas. Pero algo así sería gula, y la gula es pecado capital, algo que la miniserie sabe bien y por eso termina donde debe terminar. No sobra ni un pelo.

Wirt, Greg (el de la tetera) y... ¿cuánto es que se llamaba el sapo?
Me imagino que a estas alturas habrá quedado claro mi favoritismo hacia esta miniserie. Percibí mucho cariño y trabajo involucrado en su realización, cuyo resultado es, en mi opinión, un conjunto bien contenido, como una perla o un paquetito listo para abrir y maravillarse.

De todas maneras, si al igual que yo, aún le quedan ganas de algo más, existe un episodio piloto realizado el 2013. Éste nos muestra una historia aparte y algunas diferencias en los rasgos de la animación, pero por ahí a alguien le sirve para despedirse de Greg, Wirt y Beatrice y agradecerles por el buen rato.

Los diez episodios y el piloto de 2013 se pueden ver aquí, subtitulados y subidos por los buenos de HardSubCafé.

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Pendientes (grrr):
- 500 days of summer
- Good Will Hunting
- El gran Lebowski

viernes, 11 de septiembre de 2015

Pu kulliñ ñi llazkülkakechi züngu: Datos tristes de animales

Imágenes e idea original: http://sadanimalfacts.com

Las girafas duermen sólo dos horas.
¿Qué es un sueño?


Las mariposas saborean todo lo que pisan.
“Me voy a quedar aquí nomás, gracias.

Las serpientes no pueden parpadear.
- “¿Y ahora? ¿Lo estoy haciendo?”

Los gorilas pueden resfriarse.
Siempre debes lavarte las manos después de tocar al cuidador del zoológico.

Los elefantes no pueden saltar.
Una vez lo hice pero nadie me vio.

Pangi, panküll y trapial son la misma especie.
Eso lo piensas tú nomás.

Los tiburones pierden un diente cada semana.
Hoy no me lavaré los dientes.

Las ranas pueden cerrar sus orejas.
Sí, sí, estoy escuchando.

Los zorros trabajan, comen y duermen solos.
Suena divertido, pero estoy ocupado todos los días.



lunes, 31 de agosto de 2015

Película: Valiente (2012)

Valiente (título original: Brave), película de animación digital coproducida entre Disney y Pixar, cuenta la historia de Mérida, una princesa adolescente de la Escocia medieval. Arco y flecha en mano, Mérida cabalga por los bosques y los montes en libertad, hasta que se entera de que será comprometida con uno de los primogénitos de los clanes a punto de rebelarse contra su rey padre. La chica de rizos de fuego intentará entonces hacerle el quite a su destino como moneda de intercambio Lévi-Strauss style, valiéndose de cualquier medio: la flecha, el bosque, la ruptura...

Recuerdo que en su momento se ganó varios comentarios sobre lo novedoso de presentar a una princesa rebelde, prácticamente una figura feminista en el cine infantil. Sin embargo, creo que su premisa, si bien sigue siendo poco usual, no es tan original como el color que le dieron. No hay que olvidar que antes, hace más de diez años, Mulán ya había abierto la puerta a las princesas-heroínas, y dos años antes, en el 2010, Enredados había aportado lo suyo con su versión del clásico infantil Rapunzel. Esta originalidad se diluye un poco más si observamos otro punto común entre las tres antiprincesas, que es una amistad íntima con sus caballos. Curioso.

Pero, bueno, pa' qué tan talibán de la novedad. Desde ya hay cierto mérito en las películas que sacuden nuestros tópicos más caros pero que sostienen formas de dominación. Y si hablamos de películas infantiles, y que además tienen un espacio en la industria cultural hegemónica, entonces el mérito es doble. Bienvenida seas, Mérida.

Desde luego, Disney sigue mapeando mundos exóticos (para ellos), pero en esta ocasión es más sobrio. Me imagino que la mitología escocesa debe ser riquísima, como en cualquier otro lugar del mundo, pero aquí se reduce a los megalitos onda Stonehenge y al fuego fatuo, elemento que a pesar de estar presente de principio a fin, pienso que le faltó personalidad.

La factura técnica es notable, debe haberse visto precioso en la pantalla gigante 3D, aunque quedé con gusto a poco. Siento que un poco más de protagonismo hubiera estado bueno, pero supongo que decidieron enfocarse en la historia, lo que me parece justo porque en general está bien tejida. Los paisajes y escenarios son realistas, bien detallados, un lujo visual que logra evocar los bosques húmedos, las montañas brumosas... un poco como la Füta Karü Mawüsam de nuestro Fütawillimapu profundo. Por ahí me pregunto, ¿llegaremos alguna vez a ver una princesa Disney huilliche?

Mérida y un oso (guiño) paseando por los bosques de Tril Tril.

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Pendientes de comentar:
- Over the garden wall. ¡La ví y aluciné! *0*
- 500 days of summer.

sábado, 29 de agosto de 2015

Película: Cinema Paradiso (1988)

Connotada película ésta. La vi un poco cuando chico pero dado mi corto intervalo de atención en ese entonces (lo que me impidió seguir Dragon Ball y los Caballeros del Zodíaco), sólo recuerdo unos cuantos trozos, aunque memorables todos ellos. Sin embargo, hace poco saldé esta cuenta y creo que hice bien.

Cinema Paradiso es un clásico y su calidad es indiscutible. No sólo es ambiciosa, sino que su ejecución es excelente en muchos aspectos, resultando en un conjunto súper efectivo y satisfactorio. Por esto mismo es que no tengo mucho que decir sobre esta película. Ella lo dice todo, porque además tiene un lenguaje directo, algo que no hace mella en su complejidad sino que le permite conversar con varios públicos.

Me gustan mucho este tipo de películas que recorren la vida de sus personajes (aquí pienso en Boyhood, por ejemplo). Uno se siente un poco como un espíritu que después de morir se dedica a ver cómo el mundo sigue su curso, y en particular cómo sus seres queridos van creciendo, cómo van cambiando, casi como si uno mismo estuviera criándolos, sufriendo sus penas y riendo sus alegrías, aunque sin poder intervenir en ellas. Así me pasó con Cinema Paradiso, donde más que seguir a Totó, somos espectadores de su longeva amistad con Alfredo, desde sus días de pequeño metiche hasta el funeral del viejo y su cine, que llegó a sacarme unas lágrimas huachas.

Encontramos aquí un potente homenaje al cine, a su capacidad de reunir a las personas, de suscitar emociones y, de manera muy importante, pienso yo, a la vocación del arte en general como agente de memoria.

Es común que las canciones acompañen y marquen etapas e hitos de nuestras vidas. Sin embargo, yo diría que en el caso de las películas, este rol es más activo. Éstas no sólo sirven como fondo que adquiere sentido por su presencia más o menos circunstancial en loa momentos más relevantes, sino que ellas mismas se erigen como recuerdos por mérito propio, en diálogo con nuestros recuerdos reales. Aquí, Cinema Paradiso gana por partida doble, gracias a la espléndida música de Ennio Morricone y su hijo Andrea. El acople de todos los elementos es preciso, dando origen al entrañable retrato de un pueblo siciliano de mediados del siglo pasado. Tratándose de un contexto tan lejano al mío en tiempo y espacio, ¿cómo es posible que me haya logrado emocionar cuando la vi siendo niño? El arte y su capacidad de estesis.

domingo, 16 de agosto de 2015

Serie animada: Bee and PuppyCat (2013 - ?)

La vida puede ser muy áspera en estos tiempos de precariedad laboral. Ésta es la realidad de Bee, una joven que se encuentra atrapada en el círculo vicioso del empleo temporal no cualificado: sin experiencia no te dan trabajo, pero sin trabajo, ¿cómo cresta vas a adquirir experiencia?

Cualquier onda entre Bee y Deckard.
La vida es áspera, la lluvia cae a baldes y un policía, rosquilla en mano, está atento a sacarte un parte por cruzar en un semáforo en rojo que no cambia nunca. La vida es áspera y para rematar, te cae en la cabeza un gato. ¿O es un perro? ¿O un gato con olor a perro? Sea lo que sea, PuppyCat cae literalmente del cielo para salvar el día a día de Bee. A pesar de recordar un poco a Doraemon y su bolsillo mágico, este gatoperro gruñón y con voz de sintetizador no se saca aparatos raros ni soluciones tecnológicas, sino "pololos": peguitas temporales de otros mundos asignadas por el súpercomputador TempBot. Estas misiones maravillosas se convertirán en la modesta fuente de ingresos con que Bee se financiará los gustitos simples de la vida, que comparte con su amigo Deckard, en una relación que denota un tufillo a romance, a triángulo amoroso, a perrogato o a todas las anteriores.

¡Sácate wander, choro Puppycat!
Bee and PuppyCat, producida al alero de una incubadora de animación gringa llamada Cartoon Hangover, es una creación de Natasha Allegri y ha sido dirigida por Larry Leichliter, ambos asociados a la serie Hora de aventura (vinculada a su vez con Flapjack, otra joyita). Sus episodios son cortos, y siguen una premisa muy concreta que se cumple en cada uno de ellos de manera casi calcada, lo que podría llegar a latear un poco. Sin embargo, me parece que esta simpleza es más bien superficial.

Se nota una cierta escuela en su adhesión a un humor de multicapa interpretativa, así como en una fantasía que aquí y allá roza el sarcasmo y el absurdo. En cambio, sí difiere de sus congéneres gringos en su aspecto visual, acercándose más a una onda japonesa tipo Doraemon o Arale. Ojo que estas comparaciones las tiro así nomás porque no cacho mucho, pero me refiero básicamente a líneas simples que definen rasgos generales (tanto de personajes como de objetos y de fondos) y a repertorios de gestos emocionales clásicos (achurados para rubor, distintos tipos de ojos) aunque de factura más sutil. Todo ello combinado con los colores apastelados y presumiblemente con el guión, imprimen un clima más apacible, medio "lady" y no tan gritón a las historias.

Con todo, no son muchas las apreciaciones que puedo aventurar, ya que lamentablemente los episodios se estrenan a goteras. El piloto salió en 2013 y los siguientes cuatro capítulos, financiados vía Kickstarter, salieron a fines de 2014. Se han comprometido cinco entregas más, las que con el favor de Dios, Cthulhu y Felipito Camiroaga, saldrían durante este año. Está claro que es un trabajo en proceso y sólo queda esperar que logre ejecutarse con inteligencia, ya que la visión está bien delineada.

Los cinco episodios se pueden ver subtitulados en HardSubCafé.

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Créditos especiales para mi prima Lirayén, que en su gusto (¿manía?) por los monos animados de última generación nos mostró entre otras cosas esta maravilla.

lunes, 10 de agosto de 2015

Película: Wittgenstein (1993)

Hoy doy pelea a la paja comentando una peli que vi hace casi un mes. Casi hago trampa y no la cuento, pero tengo que tener alguna disciplina, aunque sea algo tan irrelevante para mi vida funcional como es tirar unas palabras sobre lo que veo y leo.

Wittgenstein es una película del año 1993, dirigida por Derek Jarman y que retrata la vida y el pensamiento del filósofo que da su nombre a la obra. Dato mish: Terry Eagleton como co-guionista.

Brocacochi buena onda.
Un Ludwig Wittgenstein niño (interpretado con aplomo por Clancy Chassay) nos introduce al relato de su vida, la cual se desarrolla en un estlo teatral: el dramatis personae de rigor, escenografía simple sobre fondo negro, punto de vista único (aunque variando planos) y total, actuaciones más afectadas y parlamentos más concisos. En este viaje conoceremos, además del filósofo y su pensamiento, a su familia, sus trabajos, sus colegas, sus estudiantes y a su amante.

Las escenas protagonizadas por el Ludwig niño son más atractivas por su visual metafórica, que logra dar cuenta de conceptos y estados anímicos, aunque nada impenetrable intelectualmente, nada de qué espantarse. Al contrario, las escenas del Ludwig adulto (Karl Johnson) son más realistas y esquemáticas, aunque sí son más peludas de entender ya que nos muestran su pensamiento filosófico, caracterizado por la jerga académica y, en el caso particular de Wittgenstein, por el aforismo nuclear y condensado.

En alguna parte leí que la academia es uno de esos lugares que, al mismo tiempo que gozan de prestigio, también acogen a las personas más raras y disfuncionales, gente que en otros lugares serían unos parias. Algo así como unos chamanes (en lo excéntrico) pero más picados a sumos sacerdotes (por lo sibarita y poco terrenal). No sé si esto será cierto, pero es más o menos lo que trata Derek Jarman al mostrarnos a un Wittgenstein reñido con el mundo académico, personificado en la dupla del filósofo Bertrand Russel (Michael Gough) y el economista y reclutador Maynard Keynes (John Quentin). Su transgresión no consiste aquí en un estilo tan directo o denunciante como sí en un carácter que combinaba la atracción por el trabajo terrenal (anatema para Russel y Keynes) con un pensamiento riguroso rayano en la autodestrucción epistémica. Desde esta personalidad se embarca en una guerra personal contra el chamullo que lo lleva a plantear la muerte de la filosofía a través de una lógica definitiva que lo explicara todo desde el átomo del lenguaje. Alto proyecto que debo reconocer que me seduce.
Malditos filósofos, arruinaron la filosofía.

Creo que esta película no debe ser vista como una revelación biográfica ni como la humanización del personaje. No es lo primero, porque ya habiendo escuchado sobre las excentricidades de Wittgenstein, acá no se encontrará nada nuevo: están todas sus mañas y sus locuras. Tampoco lo segundo, porque si bien se rehúsa a retratar a un filósofo como un ser de ideas pero de quien no se tiene idea de cómo logra comer o vestirse, mostrando sus redes familiares y sus lazos con la academia, sigue manteniendo una capa de misterio sobre el hombre, sobre lo que pensaba y sentía en su fuero interno. No encuentro que esto sea malo en términos de narración, pero sí podría desilusionar a alguien acostumbrado a las biopics a las que últimamente ha acostumbrado la industria hegemónica, en especial a los espectadores más impresionables como uno.

Con todo, es interesante ver estas anécdotas plasmadas en live action, como le llaman los gringos. Creo que es perfecto para introducir a Wittgenstein, incluso como material didáctico. Así, para los que no conocen a este filósofo, esta película es una buena instancia. Y para los que ya lo cachan, igual vale la pena echarle una mirada en cualquier rato, por último es cortita.


Pendientes y posibles:

  • La recta provincia, de Raúl Ruiz. No he terminado de verla.
  • Cinema Paradiso. La estoy viendo de nuevo.
  • Dos días, una noche. La vi antes de empezar la manda pero estaba bonita.
  • No sé si comentar series. Terminé hace poco Twin Peaks (1° temp.) y Orange is the new black (3° temp.).

martes, 21 de julio de 2015

Childhood is bliss

En la micro.

- Me gustaría hablar italiano.
- Pero aprende, po'.
- ¡No, qué paja!

[¡Cómo extraño hablar leseras!
Pero habla güeás, po'.
¡No, qué paja!]

viernes, 17 de julio de 2015

Película: Layer cake (2004)

Lo prometido es deuda. El otro día terminé de ver en una segunda tanda la británica Layer Cake, del año 2004. Está basada en una novela homónima cuyo autor, por lo que me entero en Google, también escribió el guión para la película.

El cartel está feo. La película, un poco mejor.

Se nos presenta a Daniel Craig interpretando a un narcotraficante de élite, de carácter parco, impertérrito y con tremenda facha. Cultiva un perfil bajo (de hecho, no sabemos su nombre), opera con equipos muy pequeños y con personas de confianza, na' de giles alumbra'os. Su propósito personal es reunir una fortuna con la cocaína y retirarse mientras aún puede disfrutar el dinero y su juventud. Sin embargo, su jefe le hará dos encargos que lo pondrán en problemas. Uno, hacer un trato con el Duke, un guatón jalero, impredecible y violento que le acaba de robar un lote gigantesco a un mafioso de armas tomar. Un pastelazo con el que igual podría lidiar. Dos, encontrar a la hija descarriada de su socio, un favor personal para sellar la confianza entre hombres de negocios.

Nada que el galán inglés no pueda solucionar, ¿o sí? En realidad, estos trámites será el inicio de un tremendo dolor de cabeza que incluso lo llevará a replantearse su participación en el rubro, por lo que se refugiará y pondrá todas fichas en la esperanza de cumplir su autopromesa: retirarse mientras aún puede. Sin embargo, aprenderá en carne propia que el crimen nunca paga, o al menos, paga sólo a los que están encima de la torta de hojas que es el mundo del hampa, donde nadie sabe para quién trabaja po' logo, ¿y qué paza?

No puedo decir mucho sobre esta película, sólo que es entrete y en general está bien hechita para lo que pretende. Tiene varios giros argumentales y aunque las actuaciones están ahí nomás, hay un par de personajes entrañables, especialmente los amigos del narco pulentoso: Morty (George Harris) y Gene (Colm Meaney).

Lo más memorable es la escena de la zurra que Morty le da a su "amigo" en la cafetería. Me recordó lo que haría más adelante en el 2005 Una historia violenta con su escena inicial. Exquisito y brutal. Así que, si no le tinca esta película, tiene que mirar al menos esa parte, búsquela en Youtube y maravíllese, porque una buena parte del encanto que podría tener esta peli está en esos minutos.

¿No gusta pasar a tomar una tacita de café té?

jueves, 16 de julio de 2015

Libro: Los dominados y el arte de la resistencia, de James C. Scott (1990)

Éste es mi primer comentario de libro y estoy un poco nervioso. ¿Aló? ¿Se escucha? Un, dos, tressss...

Bueno, como hace dos años me hice de este libro, prometiéndome leerlo con más atención que la que le había prestado entre las atochadas lecturas de la universidad. Los capítulos que nos hicieron leer me habían entrado por los ojos y me habían salido por la tinta del lápiz pasta, pero el título se veía prometedor, así que lo imprimí y lo anillé para guardarlo en los pendientes.

Casi dos años más tarde lo empecé a leer, llevándolo a todas partes. Leía en la micro, en salas de espera, en la plaza, en otras casas... Y lo terminé hace un par de semanas, siendo una pequeña victoria para alguien que deja muchas cosas a medias.

Bonita portada. No la imprimí porque hubiese sido mucho derroche, digo yo.

El libro toca el tema del poder, y la idea de James Scott es básicamente analizar el fenómeno de la resistencia desde la perspectiva de los discursos. En rigor, cuando él habla de "discursos", utiliza la metáfora de los testimonios jurídicos (en inglés: transcripts), de manera que su análisis se centra en el juego de expresión y ocultamiento del discurso en estrados o escenarios sociales distintos según su exposición a la dominación: los espacios públicos y los espacios privados. En cada uno de estos espacios, las personas subordinadas despliegan de manera correspondiente un discurso público y un discurso oculto. Cuando están en presencia de su dominador, los dominados suelen seguir el código preestablecido que escenifica el poder y su legitimidad. En cambio, cuando están sólo en presencia de sus pares subalternos, dan rienda suelta a críticas explícitas al sistema de poder instituido.

Aunque su análisis se centra explícitamente en los discursos, también abarca por extensión evidente a las prácticas. Aquí toca temas tan interesantes como diversos, entre ellos: las rebeliones, el sabotaje, los carnavales, la evasión tributaria, la caza furtiva e incluso conocidas prácticas nuestras como hacerse el hueón y sacar la vuelta (aunque con palabras más elegantes, obvio).

Para elaborar su planteamiento, Scott utiliza se refiere esencialmente a tres sistemas de dominación, todas ellas caracterizadas por una verticalidad extrema, el innatismo o inamovilidad de sus categorías sociales y "un elemento de terror personal": la esclavitud, el sistema de castas y la servidumbre (onda feudalismo). Asimismo, se sirve de numerosos ejemplos históricos y etnográficos (incluso de su propio trabajo de campo en el sudeste asiático) que van ilustrando los planteamientos teóricos. También hay varios ejemplos literarios, como George Eliot o el breve análisis que hace sobre "Matar a un elefante" de George Orwell. Este estilo, junto con su liviandad teórica (dialoga con otros autores sin elevarse a la estratósfera), favorece mucho la lectura, haciéndola más entretenida, aterrizada y pertinente. Supongo que aquí la traducción también ayuda. Gracias, Jorge Aguilar Mora.

Otro aspecto que hallé interesante es que Scott incorpora planteamientos de la psicología social (resultantes casi siempre de experimentos), poniendo en marcha los aportes que ésta puede hacer dentro de un marco disciplinario más sociocultural que tiende a menospreciar a la psicología por su pretensión acrítica de universalidad. Con esto se revela también una orientación del autor hacia la gran teoría (en este caso, del poder), aunque como señala él mismo, este libraco es introductorio, conformándose con poner sobre la mesa algunas ideas generales sobre el tema. Sin embargo, a mi parecer la originalidad del planteamiento excede esa intención.

Una debilidad, en todo caso admitida por el autor, es que al enfocarse de manera casi exclusiva en la servidumbre, la esclavitud y el sistema de castas, la extrapolación a sociedades "democráticas" es más dificultosa. Para los aspectos observados, la dominación en estas sociedades parece ser más permisiva o más sutil.

¿Cómo afecta esto a Boca? O, dicho de otra manera, ¿qué implicancias podría tener la teoría de la resistencia de James Scott para las luchas sociales? A mi parecer, plantea un punto interesante al concepto de hegemonía de Gramsci que parece estar tan en boga. Mientras que para Gramsci, los procesos de dominación se completan con la colonización ideológica y cultural del conjunto de la sociedad, Scott observa que el consentimiento está lejos de ser total. El consentimiento de los dominados es sólo aparente, ya que si bien siguen las pautas que imponen los grupos dominantes, en realidad tales pautas no son legítimas, el lo profundo del corazón no son aceptadas. La dominación es más bien transparente, hay conciencia de ella, como se desprende de los discursos cotidianos de la gente (a todo el mundo le gusta reclamar contra el sistema) y sus actos aparentemente apáticos pero intrínsecamente destructivos.

Haciendo una interpretación súper intencionada, se podría decir que nos invita a admitir la ideología dominante pero deconstruyéndola para blandirla cuando mejor convenga. Al mismo tiempo, seguir empujando los límites del discurso, no tanto por el cliché voluntarista de que "el discurso construye realidad", sino porque las palabras y los conceptos con carga ideológica pueden legitimar acciones reñidas con el espíritu de la dominación en momentos en que hacerlo abiertamente sería demasiado costoso. Y, finalmente, construir comunidad, diálogos que lleven a críticas más o menos comunes de la dominación, y que acaben por conformar una cultura popular que siempre mire a la autoridad con ojo desconfiado y suspicaz.

Hablando de otro tema, aún tengo pendiente comentar la película Layer Cake, no me he olvidado.

lunes, 13 de julio de 2015

Película: Ken Park (2002)

La penúltima película que vi y que tengo pendiente comentar es Ken Park, del año 2002. Ésta la vi en un ciclo de cine centrado en la obra de Larry Clark, que en esta instancia funge como co-director (acompañado por un tal Ed Lachman) y co-escritor junto al lúcido y más famosillo Harmony Korine. Fuimos pocos esa vez: tres personas y los tres hombres, lo que deja una sensación extraña dado el tono de la película y el hecho de que la vimos en el segundo piso de una librería, como si fuésemos unos pervertidos con algo que esconder.

(Puede haber su espóiler loco por ahí después del póster)

Película: El futuro (2013)

Hoy me acerco al ajuste de cuentas con una película que vi el otro día. Se trata de El futuro, largometraje del 2013, escrito y dirigido por la chilena Alicia Scherson. Está basado en la novela "Una novelita lumpen" (o como le dicen los italianos: "Un romanzetto canaglia") del finado Roberto Bolaño.

El filme parte con aroma a cine clásico europeo, augurando el ambiente en que se desarrollará la historia. Es verano y un automóvil vuela a través de una carretera infinita, como en aquella secuencia inicial de El resplandor de Kubrick pero en versión más alegre y dicharachera. Los créditos van corriendo encima con un estilo gráfico que recuerda a las películas taquilleras antiguas, en referencia al entrañable personaje que conoceremos más adelante. Este prolegómeno va justo y preciso.

Y comienza. Estamos en Italia. Descubrimos que el alegre automóvil se accidentó, dejando huérfanos a Blanca y Tomás. Los hermanos todavía van al liceo y deberán aprender a vivir solos, con el incierto apoyo de una trabajadora social que los visita de cuando en vez, y equilibrando el luto con la administración doméstica. Pronto se involucran en el mundo lumpen-canalla, acogiendo en su casa (sillón, tele, comedor y cama) a Libio y Boloñés, dos hermanos de sangre con grandes músculos y un plan que les asegurará el futuro. La idea de negocio: robar la caja fuerte que esconde en su mansión un actor retirado que en el crepúsculo de su vida recuerda con orgullo su rol como Maciste (léase "Machiste", ¿un travieso juego de palabras?) el héroe macho recio y solitario de mil y un películas de acción. Para ello, Blanca deberá seducir al viejo y engañarlo, procurando no ceder ante el encanto del viejo amante de semen dorado.

miércoles, 8 de julio de 2015

Nueva manda y comentario de película: Carne de perro (2013)

Miro mi blog y veo que está medio muerto, así que quiero hacerme una propuesta personal. Por cada película que vea y cada libro de lea intentaré hacer un comentario, aunque sea un parrafito piñufla. Me hago esta especie de manda para soltar un poco mi prosa, porque entre lo flojo y lo perfeccionista, termino escribiendo súper poco. Al mismo tiempo, con esto creo que puedo ir dándole un sentido a lo que veo y leo (aunque hago más lo primero que lo segundo), porque me sucede que soy un devorador de películas y lecturas (de nuevo, no tanto lo último) y luego no me acuerdo mucho de qué se trataba.

¿Será necesario decir que serán opiniones muy personales e incluso desinformadas. Obviamente, éste es un blog personal, pero quiero aclarar que en cuanto a gustos artísticos, más que un eximio, me considero un simio, y de los mañosos. Sirva esto, pues, un poco como bitácora personal, un sistema de fichas o ayudamemoria.

En fin, aquí me lanzo y parto con Carne de perro, película chilena del año 2013. La vi la semana pasada en un ciclo de cine organizado por el Museo Surazo (Osorno), en el marco de una muestra de cine chileno de la Cineteca Nacional. Había visto buenos comentarios, sobre todo de la actuación de Alejandro Goic en el protagónico. Además, la premisa de retratar la vida de un ex torturador de la dictadura me sedujo desde la primera vez que supe de ella y estaba esperando una oportunidad para cacharla, así que me programé y la fui a ver.

(Le lleva espóiler)

jueves, 1 de enero de 2015

Resultado de la encuesta 2014

Ayer finalizó la gloriosa encuesta del año 2014, que en esta versión preguntó:

¿Qué le falta a este blog?


El día de ayer nuestro equipo de estudios cuantitativos ingresó los datos a una base a través del programa informático SPSS. Luego de realizar un análisis de regresión lineal, se llegó al resultado final.

  • Un gato: 36% (4 votos)
  • Una pelluca: 27% (3 votos)
  • Chicas en bikini: 18% (2 votos)
  • Nada, está ferpecto: 18% (2 votos)

He aquí, pues, el gato con peluca:



Éste quedará inmortalizado para deleite de las generaciones futuras en un sitial de honor al costado del blog.

Nuestro equipo de marketing y comunicaciones además asegura que dará valor al blog, atrayendo a más lectores e inspirando al autor a publicar entradas más edificantes para el espíritu humano, vegetal, animal, viral y mineral.

No dejen de participar en nuestra próxima encuesta anual, que se dará a conocer pronto.

¡Hasta la próxima!