martes, 21 de julio de 2015

Childhood is bliss

En la micro.

- Me gustaría hablar italiano.
- Pero aprende, po'.
- ¡No, qué paja!

[¡Cómo extraño hablar leseras!
Pero habla güeás, po'.
¡No, qué paja!]

viernes, 17 de julio de 2015

Película: Layer cake (2004)

Lo prometido es deuda. El otro día terminé de ver en una segunda tanda la británica Layer Cake, del año 2004. Está basada en una novela homónima cuyo autor, por lo que me entero en Google, también escribió el guión para la película.

El cartel está feo. La película, un poco mejor.

Se nos presenta a Daniel Craig interpretando a un narcotraficante de élite, de carácter parco, impertérrito y con tremenda facha. Cultiva un perfil bajo (de hecho, no sabemos su nombre), opera con equipos muy pequeños y con personas de confianza, na' de giles alumbra'os. Su propósito personal es reunir una fortuna con la cocaína y retirarse mientras aún puede disfrutar el dinero y su juventud. Sin embargo, su jefe le hará dos encargos que lo pondrán en problemas. Uno, hacer un trato con el Duke, un guatón jalero, impredecible y violento que le acaba de robar un lote gigantesco a un mafioso de armas tomar. Un pastelazo con el que igual podría lidiar. Dos, encontrar a la hija descarriada de su socio, un favor personal para sellar la confianza entre hombres de negocios.

Nada que el galán inglés no pueda solucionar, ¿o sí? En realidad, estos trámites será el inicio de un tremendo dolor de cabeza que incluso lo llevará a replantearse su participación en el rubro, por lo que se refugiará y pondrá todas fichas en la esperanza de cumplir su autopromesa: retirarse mientras aún puede. Sin embargo, aprenderá en carne propia que el crimen nunca paga, o al menos, paga sólo a los que están encima de la torta de hojas que es el mundo del hampa, donde nadie sabe para quién trabaja po' logo, ¿y qué paza?

No puedo decir mucho sobre esta película, sólo que es entrete y en general está bien hechita para lo que pretende. Tiene varios giros argumentales y aunque las actuaciones están ahí nomás, hay un par de personajes entrañables, especialmente los amigos del narco pulentoso: Morty (George Harris) y Gene (Colm Meaney).

Lo más memorable es la escena de la zurra que Morty le da a su "amigo" en la cafetería. Me recordó lo que haría más adelante en el 2005 Una historia violenta con su escena inicial. Exquisito y brutal. Así que, si no le tinca esta película, tiene que mirar al menos esa parte, búsquela en Youtube y maravíllese, porque una buena parte del encanto que podría tener esta peli está en esos minutos.

¿No gusta pasar a tomar una tacita de café té?

jueves, 16 de julio de 2015

Libro: Los dominados y el arte de la resistencia, de James C. Scott (1990)

Éste es mi primer comentario de libro y estoy un poco nervioso. ¿Aló? ¿Se escucha? Un, dos, tressss...

Bueno, como hace dos años me hice de este libro, prometiéndome leerlo con más atención que la que le había prestado entre las atochadas lecturas de la universidad. Los capítulos que nos hicieron leer me habían entrado por los ojos y me habían salido por la tinta del lápiz pasta, pero el título se veía prometedor, así que lo imprimí y lo anillé para guardarlo en los pendientes.

Casi dos años más tarde lo empecé a leer, llevándolo a todas partes. Leía en la micro, en salas de espera, en la plaza, en otras casas... Y lo terminé hace un par de semanas, siendo una pequeña victoria para alguien que deja muchas cosas a medias.

Bonita portada. No la imprimí porque hubiese sido mucho derroche, digo yo.

El libro toca el tema del poder, y la idea de James Scott es básicamente analizar el fenómeno de la resistencia desde la perspectiva de los discursos. En rigor, cuando él habla de "discursos", utiliza la metáfora de los testimonios jurídicos (en inglés: transcripts), de manera que su análisis se centra en el juego de expresión y ocultamiento del discurso en estrados o escenarios sociales distintos según su exposición a la dominación: los espacios públicos y los espacios privados. En cada uno de estos espacios, las personas subordinadas despliegan de manera correspondiente un discurso público y un discurso oculto. Cuando están en presencia de su dominador, los dominados suelen seguir el código preestablecido que escenifica el poder y su legitimidad. En cambio, cuando están sólo en presencia de sus pares subalternos, dan rienda suelta a críticas explícitas al sistema de poder instituido.

Aunque su análisis se centra explícitamente en los discursos, también abarca por extensión evidente a las prácticas. Aquí toca temas tan interesantes como diversos, entre ellos: las rebeliones, el sabotaje, los carnavales, la evasión tributaria, la caza furtiva e incluso conocidas prácticas nuestras como hacerse el hueón y sacar la vuelta (aunque con palabras más elegantes, obvio).

Para elaborar su planteamiento, Scott utiliza se refiere esencialmente a tres sistemas de dominación, todas ellas caracterizadas por una verticalidad extrema, el innatismo o inamovilidad de sus categorías sociales y "un elemento de terror personal": la esclavitud, el sistema de castas y la servidumbre (onda feudalismo). Asimismo, se sirve de numerosos ejemplos históricos y etnográficos (incluso de su propio trabajo de campo en el sudeste asiático) que van ilustrando los planteamientos teóricos. También hay varios ejemplos literarios, como George Eliot o el breve análisis que hace sobre "Matar a un elefante" de George Orwell. Este estilo, junto con su liviandad teórica (dialoga con otros autores sin elevarse a la estratósfera), favorece mucho la lectura, haciéndola más entretenida, aterrizada y pertinente. Supongo que aquí la traducción también ayuda. Gracias, Jorge Aguilar Mora.

Otro aspecto que hallé interesante es que Scott incorpora planteamientos de la psicología social (resultantes casi siempre de experimentos), poniendo en marcha los aportes que ésta puede hacer dentro de un marco disciplinario más sociocultural que tiende a menospreciar a la psicología por su pretensión acrítica de universalidad. Con esto se revela también una orientación del autor hacia la gran teoría (en este caso, del poder), aunque como señala él mismo, este libraco es introductorio, conformándose con poner sobre la mesa algunas ideas generales sobre el tema. Sin embargo, a mi parecer la originalidad del planteamiento excede esa intención.

Una debilidad, en todo caso admitida por el autor, es que al enfocarse de manera casi exclusiva en la servidumbre, la esclavitud y el sistema de castas, la extrapolación a sociedades "democráticas" es más dificultosa. Para los aspectos observados, la dominación en estas sociedades parece ser más permisiva o más sutil.

¿Cómo afecta esto a Boca? O, dicho de otra manera, ¿qué implicancias podría tener la teoría de la resistencia de James Scott para las luchas sociales? A mi parecer, plantea un punto interesante al concepto de hegemonía de Gramsci que parece estar tan en boga. Mientras que para Gramsci, los procesos de dominación se completan con la colonización ideológica y cultural del conjunto de la sociedad, Scott observa que el consentimiento está lejos de ser total. El consentimiento de los dominados es sólo aparente, ya que si bien siguen las pautas que imponen los grupos dominantes, en realidad tales pautas no son legítimas, el lo profundo del corazón no son aceptadas. La dominación es más bien transparente, hay conciencia de ella, como se desprende de los discursos cotidianos de la gente (a todo el mundo le gusta reclamar contra el sistema) y sus actos aparentemente apáticos pero intrínsecamente destructivos.

Haciendo una interpretación súper intencionada, se podría decir que nos invita a admitir la ideología dominante pero deconstruyéndola para blandirla cuando mejor convenga. Al mismo tiempo, seguir empujando los límites del discurso, no tanto por el cliché voluntarista de que "el discurso construye realidad", sino porque las palabras y los conceptos con carga ideológica pueden legitimar acciones reñidas con el espíritu de la dominación en momentos en que hacerlo abiertamente sería demasiado costoso. Y, finalmente, construir comunidad, diálogos que lleven a críticas más o menos comunes de la dominación, y que acaben por conformar una cultura popular que siempre mire a la autoridad con ojo desconfiado y suspicaz.

Hablando de otro tema, aún tengo pendiente comentar la película Layer Cake, no me he olvidado.

lunes, 13 de julio de 2015

Película: Ken Park (2002)

La penúltima película que vi y que tengo pendiente comentar es Ken Park, del año 2002. Ésta la vi en un ciclo de cine centrado en la obra de Larry Clark, que en esta instancia funge como co-director (acompañado por un tal Ed Lachman) y co-escritor junto al lúcido y más famosillo Harmony Korine. Fuimos pocos esa vez: tres personas y los tres hombres, lo que deja una sensación extraña dado el tono de la película y el hecho de que la vimos en el segundo piso de una librería, como si fuésemos unos pervertidos con algo que esconder.

(Puede haber su espóiler loco por ahí después del póster)

Película: El futuro (2013)

Hoy me acerco al ajuste de cuentas con una película que vi el otro día. Se trata de El futuro, largometraje del 2013, escrito y dirigido por la chilena Alicia Scherson. Está basado en la novela "Una novelita lumpen" (o como le dicen los italianos: "Un romanzetto canaglia") del finado Roberto Bolaño.

El filme parte con aroma a cine clásico europeo, augurando el ambiente en que se desarrollará la historia. Es verano y un automóvil vuela a través de una carretera infinita, como en aquella secuencia inicial de El resplandor de Kubrick pero en versión más alegre y dicharachera. Los créditos van corriendo encima con un estilo gráfico que recuerda a las películas taquilleras antiguas, en referencia al entrañable personaje que conoceremos más adelante. Este prolegómeno va justo y preciso.

Y comienza. Estamos en Italia. Descubrimos que el alegre automóvil se accidentó, dejando huérfanos a Blanca y Tomás. Los hermanos todavía van al liceo y deberán aprender a vivir solos, con el incierto apoyo de una trabajadora social que los visita de cuando en vez, y equilibrando el luto con la administración doméstica. Pronto se involucran en el mundo lumpen-canalla, acogiendo en su casa (sillón, tele, comedor y cama) a Libio y Boloñés, dos hermanos de sangre con grandes músculos y un plan que les asegurará el futuro. La idea de negocio: robar la caja fuerte que esconde en su mansión un actor retirado que en el crepúsculo de su vida recuerda con orgullo su rol como Maciste (léase "Machiste", ¿un travieso juego de palabras?) el héroe macho recio y solitario de mil y un películas de acción. Para ello, Blanca deberá seducir al viejo y engañarlo, procurando no ceder ante el encanto del viejo amante de semen dorado.

miércoles, 8 de julio de 2015

Nueva manda y comentario de película: Carne de perro (2013)

Miro mi blog y veo que está medio muerto, así que quiero hacerme una propuesta personal. Por cada película que vea y cada libro de lea intentaré hacer un comentario, aunque sea un parrafito piñufla. Me hago esta especie de manda para soltar un poco mi prosa, porque entre lo flojo y lo perfeccionista, termino escribiendo súper poco. Al mismo tiempo, con esto creo que puedo ir dándole un sentido a lo que veo y leo (aunque hago más lo primero que lo segundo), porque me sucede que soy un devorador de películas y lecturas (de nuevo, no tanto lo último) y luego no me acuerdo mucho de qué se trataba.

¿Será necesario decir que serán opiniones muy personales e incluso desinformadas. Obviamente, éste es un blog personal, pero quiero aclarar que en cuanto a gustos artísticos, más que un eximio, me considero un simio, y de los mañosos. Sirva esto, pues, un poco como bitácora personal, un sistema de fichas o ayudamemoria.

En fin, aquí me lanzo y parto con Carne de perro, película chilena del año 2013. La vi la semana pasada en un ciclo de cine organizado por el Museo Surazo (Osorno), en el marco de una muestra de cine chileno de la Cineteca Nacional. Había visto buenos comentarios, sobre todo de la actuación de Alejandro Goic en el protagónico. Además, la premisa de retratar la vida de un ex torturador de la dictadura me sedujo desde la primera vez que supe de ella y estaba esperando una oportunidad para cacharla, así que me programé y la fui a ver.

(Le lleva espóiler)