viernes, 13 de enero de 2012

desvarío chiquitito

De repente pienso que el único lenguaje éticamente posible es el del juego y la creación, especialmente en la forma del hueveo, el absurdo y el surrealismo. Hablar con un exceso de conciencia, en cambio, puede llegar a ser sumamente arrogante y, por ello, violento.
Para quienes procuran/procuramos decir (o escribir) algo "importante", el lenguaje y la gramática que impone a la realidad es una jaula que traiciona sus intenciones. En cambio, un tropiezo de la lengua, un lapsus o una confusión disléxica pueden (y suelen) abrir nuevos espacios de realidad, campos espontáneos y efímeros de libertad.
Lenguajear*, jugar y huevear.

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* Lenguajear es un verbo acuñado al parecer por Humberto Maturana, refiriéndose a no sé qué chucha, pero creo haberlo oído primero del poeta Sergio Mansilla.