jueves, 16 de julio de 2015

Libro: Los dominados y el arte de la resistencia, de James C. Scott (1990)

Éste es mi primer comentario de libro y estoy un poco nervioso. ¿Aló? ¿Se escucha? Un, dos, tressss...

Bueno, como hace dos años me hice de este libro, prometiéndome leerlo con más atención que la que le había prestado entre las atochadas lecturas de la universidad. Los capítulos que nos hicieron leer me habían entrado por los ojos y me habían salido por la tinta del lápiz pasta, pero el título se veía prometedor, así que lo imprimí y lo anillé para guardarlo en los pendientes.

Casi dos años más tarde lo empecé a leer, llevándolo a todas partes. Leía en la micro, en salas de espera, en la plaza, en otras casas... Y lo terminé hace un par de semanas, siendo una pequeña victoria para alguien que deja muchas cosas a medias.

Bonita portada. No la imprimí porque hubiese sido mucho derroche, digo yo.

El libro toca el tema del poder, y la idea de James Scott es básicamente analizar el fenómeno de la resistencia desde la perspectiva de los discursos. En rigor, cuando él habla de "discursos", utiliza la metáfora de los testimonios jurídicos (en inglés: transcripts), de manera que su análisis se centra en el juego de expresión y ocultamiento del discurso en estrados o escenarios sociales distintos según su exposición a la dominación: los espacios públicos y los espacios privados. En cada uno de estos espacios, las personas subordinadas despliegan de manera correspondiente un discurso público y un discurso oculto. Cuando están en presencia de su dominador, los dominados suelen seguir el código preestablecido que escenifica el poder y su legitimidad. En cambio, cuando están sólo en presencia de sus pares subalternos, dan rienda suelta a críticas explícitas al sistema de poder instituido.

Aunque su análisis se centra explícitamente en los discursos, también abarca por extensión evidente a las prácticas. Aquí toca temas tan interesantes como diversos, entre ellos: las rebeliones, el sabotaje, los carnavales, la evasión tributaria, la caza furtiva e incluso conocidas prácticas nuestras como hacerse el hueón y sacar la vuelta (aunque con palabras más elegantes, obvio).

Para elaborar su planteamiento, Scott utiliza se refiere esencialmente a tres sistemas de dominación, todas ellas caracterizadas por una verticalidad extrema, el innatismo o inamovilidad de sus categorías sociales y "un elemento de terror personal": la esclavitud, el sistema de castas y la servidumbre (onda feudalismo). Asimismo, se sirve de numerosos ejemplos históricos y etnográficos (incluso de su propio trabajo de campo en el sudeste asiático) que van ilustrando los planteamientos teóricos. También hay varios ejemplos literarios, como George Eliot o el breve análisis que hace sobre "Matar a un elefante" de George Orwell. Este estilo, junto con su liviandad teórica (dialoga con otros autores sin elevarse a la estratósfera), favorece mucho la lectura, haciéndola más entretenida, aterrizada y pertinente. Supongo que aquí la traducción también ayuda. Gracias, Jorge Aguilar Mora.

Otro aspecto que hallé interesante es que Scott incorpora planteamientos de la psicología social (resultantes casi siempre de experimentos), poniendo en marcha los aportes que ésta puede hacer dentro de un marco disciplinario más sociocultural que tiende a menospreciar a la psicología por su pretensión acrítica de universalidad. Con esto se revela también una orientación del autor hacia la gran teoría (en este caso, del poder), aunque como señala él mismo, este libraco es introductorio, conformándose con poner sobre la mesa algunas ideas generales sobre el tema. Sin embargo, a mi parecer la originalidad del planteamiento excede esa intención.

Una debilidad, en todo caso admitida por el autor, es que al enfocarse de manera casi exclusiva en la servidumbre, la esclavitud y el sistema de castas, la extrapolación a sociedades "democráticas" es más dificultosa. Para los aspectos observados, la dominación en estas sociedades parece ser más permisiva o más sutil.

¿Cómo afecta esto a Boca? O, dicho de otra manera, ¿qué implicancias podría tener la teoría de la resistencia de James Scott para las luchas sociales? A mi parecer, plantea un punto interesante al concepto de hegemonía de Gramsci que parece estar tan en boga. Mientras que para Gramsci, los procesos de dominación se completan con la colonización ideológica y cultural del conjunto de la sociedad, Scott observa que el consentimiento está lejos de ser total. El consentimiento de los dominados es sólo aparente, ya que si bien siguen las pautas que imponen los grupos dominantes, en realidad tales pautas no son legítimas, el lo profundo del corazón no son aceptadas. La dominación es más bien transparente, hay conciencia de ella, como se desprende de los discursos cotidianos de la gente (a todo el mundo le gusta reclamar contra el sistema) y sus actos aparentemente apáticos pero intrínsecamente destructivos.

Haciendo una interpretación súper intencionada, se podría decir que nos invita a admitir la ideología dominante pero deconstruyéndola para blandirla cuando mejor convenga. Al mismo tiempo, seguir empujando los límites del discurso, no tanto por el cliché voluntarista de que "el discurso construye realidad", sino porque las palabras y los conceptos con carga ideológica pueden legitimar acciones reñidas con el espíritu de la dominación en momentos en que hacerlo abiertamente sería demasiado costoso. Y, finalmente, construir comunidad, diálogos que lleven a críticas más o menos comunes de la dominación, y que acaben por conformar una cultura popular que siempre mire a la autoridad con ojo desconfiado y suspicaz.

Hablando de otro tema, aún tengo pendiente comentar la película Layer Cake, no me he olvidado.

3 comentarios:

chamico dijo...

qué buena reseña

fabiancocq dijo...

buena!

cesar andre dijo...

gracias amigos, disfruté leyendo este libro