lunes, 15 de julio de 2013

Fractálica

En la luna se reflejaba el sol
Y en éste había un lago de fuego
Donde navegaban bacterias ignífugas
Cuyas colonias irradiaban una luz verde
Que viajaba a través del vacío
Esquivando quásares y asteroides
Hasta dar contra la faz de Qaros Épsilon
Bajo cuyos glaciares descansaban sótanos de petróleo
De las que usufructuaba Merry & Co.
A cambio de doce mil bocanadas diarias y una llama sempiterna
Que iluminaba la fachada sur de la casa
Donde vivía el tata Haroldo
Quien se levantaba con las gallinas
Y cada mañana miraba desde la ventana de su ruco
El paisaje que inflamaba sus pupilas ahumadas
Tragaluces que habían visto en más de cincuenta años
Las entrañas negras de la tierra
La piel nívea de los ventisqueros
Las estepas infranqueables más allá del sector H32
El baile de la aurora boreal
Luceros matutinos a granel
Hasta una lluvia de meteoros rojos, una vez
Y más
El diente de oro que lucía Chico Antón
Los pechos generosos de Alberta
Los primeros pasos de su pequeña Milena
Una gaviota con las alas atrofiadas en el derrame del 43
La huelga del 52
La partida de Milena a Qaros Gamma
La huelga y la matanza del 56
Sus propias manos poblándose de surcos y grietas
Sus últimos dientes y los huecos en las encías
Y hasta los párpados marchitos de Alberta, una vez
Y solo una vez

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