lunes, 31 de marzo de 2014

Walter Ohnen y el Molino Rahue: la subversión del logotipo

Una de las cosas características de vivir en Osorno, pero que pasa totalmente desapercibida a pesar de su virtual omnipresencia, es la harina Molino Rahue. Nuestras madres, tías y abuelas conocen la calidad de este producto, y este conocimiento lo heredamos quienes amasamos y hacemos pan en casa. Si vamos a otras ciudades, pocas veces tenemos la fortuna de encontrarnos con la tradicional A circulada en los estantes, debiendo resignarnos a usar Mariposa, Selecta, Tahona o marcas de supermercados.

Caja de fósforos. Imagen de juanjoines.
Precisamente es de este logotipo que trata esta historia. Es sabido que los símbolos cambian a través del tiempo, no solo en su apariencia física, sino en el sentido que comportan, muchas veces especificándose, adquiriendo un significado propio, emancipándose de su propósito expresivo original.

La A circulada del Molino Rahue no escapa a esta regla. Lo que hoy es un dibujo banal, en la década del treinta era el estandarte cotidiano del anarquismo que profesaba su creador, el viejo Walter Ohnen.

El hijo del molinero

Walter Ohnen nació el 12 de febrero de 1855 en Arnestag, un pequeño poblado en las afueras de Dresde. Hijo único, su padre Arthur era el molinero del pueblo y su madre Adelhaide había fallecido al darle a luz, por lo que nunca la conoció; eran solo él y su padre. Desde niño fue curioso y perspicaz, le gustaba coleccionar mariposas y, en realidad, toda clase de bichos que guardaba ordenadamente en cajitas. También era inteligente, por lo que su padre decidió enseñarle desde pequeño el oficio del molino, el cual aprendió con celeridad.

A los 16 años se puede decir que conoce los secretos del oficio, desde la reparación de mecanismos hasta varias de las minucias legales del rubro. Es más, en el pueblo ya comienza a ser reconocido como la mano derecha de su padre, el molinero titular, y es capaz de manejar los contactos que su padre ha curado a través de años de delicado trabajo.

En buena hora logra hacerse de estas habilidades, puesto que no mucho después, llegando al fin del crudo invierno de 1875, Arthur Ohnen fallece producto de una gripe devenida neumonía aguda, debiendo Walter heredar tempranamente el negocio a la edad de 20 años.

El despertar del joven Walter

El joven molinero busca y encuentra refugio en su comunidad. Antes un feligrés puramente ritualista, pasa a ser un asiduo a la parroquia de Dresde. Pronto llega a ser benefactor de algunas causas caritativas, como el orfanato local, al cual realizaba donaciones bimensuales de salvado, según consta en las actas del establecimiento que mantiene el Ministerio de Familia de Alemania.

También colaboraba constantemente con el sanatorio mental de Dresde, siendo precisamente allí donde tomó contacto con los grupos locales de pensamiento político más radical, que a la sazón llevaban gestándose desde hacía una década al alero de la figura intelectual del ruso Mijaíl Bakunin. Entre sus frentes de acción, estos grupos argüían que los pacientes mentales no debían ser tratados en base al castigo físico. Llegaban incluso a postular la idea de que con estos tratamientos violentos, la medicina no era la cura sus males sino la causa misma del padecimiento psíquico por el cual se justificaba su confinamiento.

Walter, de carácter inquisitivo y conciliador, sintonizó al instante con las ideas de libertad y justicia social que propugnaban estos grupos. Comenzó a asistir a las reuniones periódicas del grupo de afinidad Aufwachen (en español: Despertar), algunas de las cuales llegaron a realizarse en dependencias del molino. Al cabo de un tiempo, el grupo aglutinó la acción y el pensamiento del subterráneo movimiento anarquista de la ciudad de Dresde.

Imprenta Pfichter.
También allí descubrió Ohnen el lazo vital (o mortal) que lo vinculaba al anarquismo. Supo la historia del malogrado alzamiento de mayo de 1849, del cual su madre había sido partícipe con resultados perjudiciales para su salud. Adelhaide fue una de las cientos de personas que resultaron apresadas por su participación en las jornadas de violencia. El molino se salvó de la represalia policial gracias a algunas conexiones que tenía su padre entre las autoridades locales, pero no logró evitar que su esposa cumpliese una condena de dos años, tiempo que fue suficiente para mellar su salud irremediablemente.Al salir de la cárcel, Adelhaide recuperó algo de fuerzas, o al menos eso parecía. Al tiempo se embarazó, pero no logró sobrevivir al largo parto del pequeño Walter.

El conocimiento de estos hechos ejerció un profundo impacto en la vida de Walter Ohnen. Se involucró más activamente en el movimiento anarquista local. Financió la compra de una imprenta (de la clásica marca Pfichter) para el grupo, desde el cual se lanzó el periódico Aufwachen, cuya colección completa desde mayo de 1877 a octubre de 1882 está hoy en manos de la Sächsische Landesbibliothek. Allí escribió algunos artículos, aunque la escritura no era su fuerte, sino la acción, por lo que continuó aprovechando los réditos constantes obtenidos con el trabajo del molino para apoyar la labor del grupo.

El exilio

El punto de inflexión que marcaría su vida llegó en septiembre de 1882. El año anterior había sido un año de constricción económica, y hubo algunos conatos de revuelta social, algunos de ellos concitados por grupos anarquistas entre los que figuraba el Aufwachen. En algunos sectores se había comenzado a gestar con relativa fuerza y formalidad un movimiento ultranacionalista, siendo en la encrucijada del Congreso Internacional Antijudío de septiembre que estalló el conflicto. Miembros del Aufwachen protestaron por la realización del evento antisemita, a los que se sumaron un número de obreros. Hubo enfrentamientos a tres bandos: los nacionalistas, la policía estatal y los anarquistas y obreros. No obstante, las autoridades se pusieron del lado de los grupos antisemitas y disolvieron las protestas. Posteriormente iniciaron operaciones de purga política, entre las cuales hicieron una redada nocturna en el molino de Ohnen. Además de la imprenta encontraron algunas armas de fuego, bienes que fueron incautados para abrir un proceso en que fue sindicado como líder del grupo anarquista.

Ohnen logró escapar con la ayuda de sus vecinos y vecinas, aunque con gran pesar por dejar atrás a sus compañeros, su oficio y toda su vida. Alcanzó a llevarse buena parte de la fortuna acumulada, y cruzó medio país hasta Emden, región de Baja Sajonia. Los siguiente que se sabe de él es que se dirigió a un puerto del Mar del Norte y viajó hasta Chile, específicamente al entonces departamento de Osorno.

Ya en la ciudad de Osorno, se asentó en la floreciente comunidad alemana ubicada en el sector de Rahue, lugar donde rearmó parte de su vida. Con la ayuda del gobierno chileno construyó en 1886 un molino ubicado al inicio de la avenida República, a orillas del río Rahue.

Sacos subversivos

Walter Ohnen se siente algo incómodo en este nuevo ambiente. Ha llegado un poco más tarde que el resto de la población alemana inmigrante, buena parte de la cual ya es segunda generación. Desconoce el idioma (nunca llegará a dominarlo del todo) y claramente no se siente a gusto con la posición de élite que se le ha asignado por el solo hecho de ser alemán. Percibe la rotunda marginación social y económica de los chilenos nativos y los indígenas huilliches, y se siente solo en su ideología de igualdad y justicia social.

Pese a todo, está vivo, y siente gratitud por esta oportunidad. Llama a su nuevo establecimiento “Molino Rahue”, en honor al nombre indígena del sector, y diseña el clásico logotipo de la A circulada. Consciente del ambiente conservador en que debe desenvolverse, cuando le preguntan por el símbolo responde que se trata de un homenaje a sus difuntos padres Arthur y Adelhaide, con una O de Ohnen que encierra la letra central. Esta explicación, junto a la dignidad que le asignaban a su apellido germano, le permitió zafarse de cuestionamientos más insistentes a su postura política.

En los siguientes años intentó promover de manera sutil y paulatina el ideario anarquista en la ciudad, labor en que encontró a algunos compañeros como los dirigentes obreros Luis Choque Fernández y Adela Millán Ancao. Dentro de su propio molino, intentó establecer relaciones de armonía con sus trabajadores, instaurando un sistema semi-informal de co-gerencia y distribución de utilidades con sus empleados.

Nunca muy adepto a la literatura, mucho menos en una lengua extraña como el español, publicó un par de artículos para periódicos anarquistas de Valdivia, en los que relataba su experiencia política en Dresde. A pesar de la relativa importancia que llegó a adquirir su factoría molinera dentro de la ciudad, siempre mantuvo un perfil bajo y guardó distancia con la aristocracia local a la cual pertenecía por nombre.

La camuflada bandera anarquista flameó en el Molino Rahue y circuló por toda la región en los sacos de harina y las sábanas de los hogares más modestos que se elaboraban con la tela de los sacos. Por supuesto, parte de esta fama se debía a su vasta experiencia molinera en Arnestag, que redundaba en la gran calidad de sus harinas. De esta manera, el Molino Rahue logró hacerse un lugar propio dentro de la industria osornina.

Los años venideros pasaron sobriamente para Walter Ohnen. Con el tiempo fue abandonando el trabajo manual y se dedicó cada vez más al cultivo del espíritu. Aprendió a dominar mejor el español escrito con la lectura de autores nacionales como Blest Gana y Baldomero Lillo, aunque nunca dejó de leer en alemán, único pasatiempo que lo vinculó al resto de la comunidad chileno-germana de la ciudad. También trabó relaciones de amistad con algunos dirigentes populares, campesinos y proletarios, chilenos y huilliches, quienes respetaban al “Gringo Walter.”

A los 78 años, el hasta entonces jovial Walter Ohnen fue diagnosticado con insuficiencia renal, lo cual sentó para él un augurio o una advertencia de que el fin estaba próximo. En los próximos meses intentó dejar arreglada una forma de propiedad colectiva del molino para sus trabajadores actuales y futuros. Sin embargo, no logró encontrar una figura legal adecuada para tal efecto. Finalmente decidió poner el molino en venta y disponer en su testamento la distribución de su fortuna entre sus trabajadores después de su muerte.

El Molino Rahue fue adquirido por un joven Jorge Aubel Renz en diciembre de 1933.

Walter Ohnen falleció meses más tarde, el 1 de mayo de 1934 debido a un paro cardíaco que lo fulminó a sus 79 años . Siendo Día Mundial del Trabajador, aquel día sus empleados y colegas marcharon por las calles céntricas de Osorno empuñando sacos de harina con la A circulada del Molino Rahue. Los más cercanos asistieron a su funeral dos días más tarde en el Cementerio Alemán de Osorno, ocasión en que también fue vitoreado con sacos de harina.

Post mortem

Jorge Aubel Renz, flamante dueño del Molino Rahue, quiso darle una nueva impronta a la fábrica. Frente a la visual simple y modesta del símbolo anarquista (del que, por supuesto, no era simpatizante), quiso apelar al sentimiento bucólico. De manera que cambió la tendenciosa A circulada por la imagen más neutra y tradicional de un molino y un arroyo.

Sin embargo, perdió parte de su clientela frente a otras harinas. Las personas (muchas de ellas analfabetas) vieron el nuevo “mono” y pensaron que se trataba de un producto nuevo, por lo que derivaron a otras harinas, lamentando la desaparición del Molino Rahue.

El Molino Rahue hoy. Imagen de Juan Francisco Bustos.
Pragmático, al cabo de un año y medio Jorge Aubel decidió revertir su decisión. Reinstauró la A circulada y, a modo de descargo, colocó su nombre bajo el logotipo con la explicación perfecta de que la A era por su apellido Aubel.

De esta manera, el significado original de la A circulada del Molino Rahue se perdió. Aun así, su materialidad, su forma, sobrevivió. Quizá a la espera de volver a significar la libertad y la igualdad. A la espera de un nuevo soplo de resignificación.



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Aclaración: La mayor parte de los hechos narrados son ficticios.

24 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente y muy educativo artículo. Genial.

Unknown dijo...

Las Mejores Sábanas de mi Infancia llevaban el Logo de Molino Rahue...

Carlos Basso dijo...

Impresionante historia, muy bien escrita. ¿Podrías contarnos cuáles son las fuentes de dónde te nutriste para ella?

Ricardo Casas Tejeda dijo...

Excelente relato, gracias por compartirlo !!!

Unknown dijo...

Muy buen artículo. Me generó una gota de reconciliación con la inmigración alemana en Osorno.

Anónimo dijo...

Felicitaciones..excelente recopilacion y prosa...abrazos desde Linares

KARLA L.A dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
KARLA L.A dijo...

Gran aporte, gracias

chamico dijo...

te las mandaste César, muy bacano

Martín Quintana Elgueta dijo...

Buena crónica, un aporte, sin dudas!!

Unknown dijo...

Una señor muy coherente y persistente, el fundaor del Molino Rahue.Persona admirable

carmen dijo...

HERMOSO RELATO DE MIS VECINOS

PATUNO dijo...

Buen Artículo, Felicitaciones y gracias.

los invicibles dijo...

significativa historia, pero... y el molino cuándo?!!
…cuando oí hablar de la existencia de un molino supuestamente con valores anarquista me entusiasmé y comencé a preguntar por el. ahora descubro que es historia, valiosa pero pasada. desafiante necesidad la de un molino con posturas y prácticas pro autonomistas. Aquí se queda mi intención de viajar en busca de apoyo y nuevos lazos…
salud!! y gracias por compartir historia

Unknown dijo...

Como dijo alguien las mejores sábanas,eran sin duda la de los molinos, soy de La Unión......Notable este inmigrante y con Bakunin, para admirarlo.

Anónimo dijo...

Excelente aporte.. felicidades

Ricardo Paredes Vargas dijo...

Muy buen aporte. Gracias.

Jaime Patricio Mansilla Hernández dijo...

Tremendo relato, y bien escrito además. Cómo se puede acceder a las fuentes de esta magnífica historia?

Paula dijo...

Se extrañan este tipo de artículos. Te felicito sinceramente y, de paso, ya no miraré ese logo de la misma manera, claramente será con más respeto.

Unknown dijo...

Felicitaciones faltan artículos así para conocer nuestra historia local!!!!!

Unknown dijo...

Se distribuyó su fortuna entre sus trabajadores, como lo establecido en su testamento?????

Unknown dijo...

Gran historia y gran trabajo amigo. Felicitaciones, digno de la nueva forma de contar la Historia de Chile.

Unknown dijo...

Gran historia de mi tierra Osorno. Mi madre crió a sus 10 hijos con los famosos " corpiños " de la época fabricados con esta noble tela del quintal de harina de 46 kilos. También las clásicas sábanas con el logo del molino Rahue y con el clásico bordado a mano de las madres sureñas de aquellos tiempos. Gracias por el aporte...me transportó a mi niñez.

Unknown dijo...

siempre me imagine que el logo del molino Rahue como un símbolo anarquista, pero pensé que eran impresiones mías, siempre estuve tuve la razón que genial conocer esta historia