Oye, pero no te vai’ a corretearte, no te vai’ a corretear, ¿ah?
La
chica repetía varias veces la fórmula de la “doble te”: te voy a contarte, etc.
Sin embargo, otras veces no lo hacía, y empleaba correctamente dicho pronombre.
Esto
me hizo pensar que, en realidad, este uso lingüístico no es tanto el producto
de la ignorancia de la regla gramatical que prescribe el uso de un solo
pronombre reflexivo, sino más bien de una forma de lidiar con la ejecución problemática
del fonema vibrante simple /r/ al final del verbo en infinitivo (corretearte). La “ere” final supone un problema
en su pronunciación, y en vez de omitirlo, se prefiere insertar otro sonido, a
fin de “domesticar” fonéticamente dicha consonante.
Existen
otras formas de tratar con la “ere” final del infinitivo, especialmente la elisión
de la consonante. Pienso por ejemplo en el español andaluz, donde se suele
omitir en la pronunciación:
/ma'tar/ > /ma'ta/ /co'rrer/ > /co'rre/
O
en el francés, donde las elisiones fóneticas están a la orden del día, también
se omite la “ere” final (aunque sabemos que la ejecución francesa de esta letra
es distinta):
vouler (querer) = /vu'le/
En
el portugués, al unir el infinitivo con un pronombre flexivo, la “ere” también se
omite, en este caso marcando ortográficamente esta elisión:
lançar (lanzar) lança-lo (lanzarlo)
Otra
forma de abordar la “ere” final del infinitivo es la del español caribeño, que
nos llega de boca del sonado reggaeton, donde esta /r/ se convierte en una
líquida /l/:
/can'tar/ > /can'tal/
En
fin, estos ejemplos dan cuenta de que la ejecución de la “ere” final (que es la
norma general del infinitivo), puede ser un problema para muchos hablantes,
pero que ha sido disfrazado o subsanado con distintas fórmulas, ya sea eliminándola
directamente de la pronunciación o transformando su valor fonético.
Creo
que en el caso como el de la chica que hablaba por teléfono en la 45, la
fórmula consiste en añadir otro sonido (el pronombre “te”), de manera que la
“ere”, al quedar como un sonido medio (y no final), pueda ser ejecutada con
mayor claridad. Los hablantes hacen este uso especial del pronombre reflexivo
porque está más a mano en el pozo mental de sonidos del español, pero no
necesariamente por la torpeza de ignorar una norma gramatical hegemónica que,
de todas maneras, se imparte en la escuela, a veces de manera intencionada a
través de la corrección del profesor o profesora, y la mayoría de las veces
simplemente a través del habla “natural”.
Es así que considero que se puede decir que, en gran medida, la duplicación del pronombre reflexivo es en realidad una más de las formas creativas que tienen los hablantes de construir y transformar la lengua para hacerla más funcional a efectos de la comunicación. Que a las finales para eso es el lenguaje, para hablarnos acerca del mundo estableciendo un marco de comprensión mutua, y no para rendir culto a reglas arbitrarias de corrección lingüística.
3 comentarios:
se me había ocurrido que mucho niños (a mi me pasó) les cuesta decir la "r", yo antes decía "pelo" en vez de "perro", la problemática de la "r" también llega seguramente al proceso de aprendizaje, quizás sería interesante saber de donde viene el uso de la "r" históricamente, si es que existe algo que hable de eso, si es que algo así es posible de que exista.
no te había leídote esto, está muy buenototototo
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