lunes, 12 de mayo de 2014

Miento

Procuro callar para no mentir
y aun así miento al respirar
miento y traiciono
cuando digo que sí
que no estoy de acuerdo
o que voy en camino
que ya voy a llegar

Cierro la boca
pero la tentación me hace cosquillas
y vuelvo a mentir
impunemente
dulcemente

De puro dañino
y por capricho irresponsable
escupo nuevamente mis palabras mundanas
vuelvo a herir tu piel
y tú vuelves a sangrar agua
yo atajo una sonrisa en la comisura del labio
y me río en la oscuridad

¿Acaso no te has percatado
que no hay de qué caer en la cuenta?

Las hojas se siguen estrellando contra el suelo
luego de planear con torpeza
y sin ningún itinerario.

martes, 6 de mayo de 2014

Balada para un caballo, de Jorge Pimentel

Jorge Pimentel es un poeta peruano, fundador del grupo de vanguardia literaria Hora Zero en el año 1970. Resulta que hace un tiempo venía escribiendo un cuento-poema sobre un caballo, hasta que me topé con un poema llamado “Balada para un caballo”, escrito por don Jorge en 1973 (incluido en su poemario “Ave Soul”). Lo encontré tan bueno que dejé de escribir mi versión ambientada en el Wallmapu porque él ya la había escrito. Así es, en un extraño caso de retroplagio, este caballero escribió el poema que a mí se me ocurrió 40 años después. Obviamente, a él le quedó mucho, muuucho mejor. No por nada es un máster de las letras peruanas. A mí que no me gustan mucho los caballos, encontré sublime la voz del animal en esta balada. Creo que así hablan y piensan muchos caballos realmente.

Voilá:


Bueno, eso era una lectura que hizo don Jorge de su creación. Ahora sí, aquí va, en escrito:

lunes, 5 de mayo de 2014

Cómo llegué a la antropología

Me escapé de inglés porque consideré que sabía suficiente.
Me escapé de matemáticas porque dos más dos siempre daba cuatro.
Me escapé de derecho para no hacer lo que todos esperaban.
Me escapé de pedagogía porque estaba saturado de doce años de escolarización.
Me escapé de lenguaje porque siempre dejo los libros a medias.
Me escapé de historia porque soy malo para las fechas.
Me escapé de psicología para no confirmar en el DSM IV-TR mis sospechas de locura.
Me escapé de filosofía por el miedo a vagar eternamente en las ideas.
Me escapé del sacerdocio porque ya no creía en Dios y porque no hubiera cumplido el voto de abstinencia.
Me escapé de todo eso y al momento de inscribirme me metí a antropología.
“Es una carrera muy bonita, me dijeron algunas personas en quienes había buscado orientación vocacional.
Es una carrera para ricos, dijo alguien por ahí cuando ya iba embarcado en segundo año.
¿Estaría mejor en otro lado? No hay forma de saberlo. Quizá en todos los caminos hay piedras. Y a pesar de que nuestras decisiones sean “objetivamente” buenas o malas, creo que la disposición y el ánimo tienen mucho que ver en el disfrute y el gozo de la vida. Quién sabe.

sábado, 3 de mayo de 2014

¿Cómo llegué hasta aquí?

A veces no entiendo cómo he llegado hasta aquí, en términos de lo que uno como miembro de esta sociedad y de mi entorno sociocultural específico debe hacer.

¿En qué momento aprendí a leer?
¿A sumar, restar? ¿Las tablas de multiplicar?
¿En qué momento creí y dejé de creer en el viejo pascuero?
¿En qué momento fui parte de las fiestas familiares? ¿Lo hice “bien”?
¿En qué momento hice mis tareas?
¿En qué momento estudié para las pruebas?
¿Cómo pasé de curso tantas veces?
Y más recientemente, ¿cómo es que estoy a punto de terminar una carrera universitaria?

Algunas cosas las hice a conciencia, ya crecidito para hacerlas: aprender a andar en bicicleta, hacer mi primera comunión.

Pensándolo bien, he hecho varias cosas normales a pesar de sentirme una persona excéntrica (Uy!): estuve en los scouts, fui a algunos cumpleaños de amigos y compañeros de curso (más tarde, carretes)...

Pero, ¿cómo he hecho todo esto? A pura inercia. Me ha arrastrado el viento y los empujones de mi familia. Aunque no me lo quieran decir o no se den cuenta, en buena parte soy un producto de mi entorno social. Mis padres, mis hermanas, mis tíos, mis amigos, mis profesores, mi polola. ¿Podría considerar que yo he hecho todas estas cosas? Sería un poco balsa de mi parte arrogarme el logro de ser como la gente. Una salvedad, parafraseando lo que aparece en muchas secciones de agradecimientos: la responsabilidad de cualquier omisión o error recae sobre este pechito. Por mi culpa, por mi culpa, por mi propia culpa.

La maldición

Super pectus tuum gradieris et terram comedes cunctis diebus vitæ tuæ.
Génesis III, 14


I

El semáforo estaba en amarillo, pero Mariana no quiso esperar a la siguiente luz verde, iba atrasada al liceo y le avisarían a su apoderada. Atravesó corriendo entre un concierto de bocinas iracundas y gruesos improperios. Ella sólo dio vuelta la cabeza mientras se reía de su propia audacia, pero no alcanzó a percatarse de la cuneta que se alzaba en su camino.

Cayó sobre la acera con todo el peso de su cuerpo. Se miró los codos sangrientos y se lamentó con una chuchada. Un niño pasó a su lado de la mano de su madre, y soltó una carcajada. Humillada por el cabro chico, Mariana se quiso parar, pero algo se lo impidió.

Era como si de pronto hubiera perdido la capacidad de incorporarse. De estómago sobre el suelo, intentó un par de veces apoyarse sobre sus manos rasmilladas. Probablemente estaba un poco molesta por la burla del chico. Se apoyó nuevamente, pero no pudo. Se le ocurrió que algo le había robado la fuerza suficiente para levantarse. Qué ridículo. Intentó una vez más, y ésta sería la última, ya que al no lograrlo, la joven empezó a desesperarse.

Su propia teoría empezó a convencerla cuando se dio cuenta de que, si bien podía mover sus extremidades, seguía echada sobre la acera en contra de sus esfuerzos, con el vientre pegado al suelo. 

Mariana vio a su alrededor los pies de la gente yendo y viniendo en sus actividades cotidianas. Pies de oficinistas, pies de escolares, de niños, de turistas, de nanas, de carabineros, de vendedores ambulantes, de dueñas de casa. Entre aquellos pies diligentes, distinguió los de sus amigas y compañeras de liceo. Quiso llamar su atención, pero pasaron de largo.

Ya resignada y tras un último fracaso, la invadió un llanto inquietante como el de un bebé anónimo en la mitad de la noche. No obstante, nadie acudió en su ayuda. Fue aun peor, ya que sus lágrimas y mocos y sangre, al caer disolvían el cemento de la acera, transformándola en una especie de arena movediza que se la empezó a tragar con cierto placer.

La muchacha dejó de oír sus propios gemidos cuando aquella sustancia le cubrió el rostro casi por completo. Lo último que Mariana alcanzó a ver fue un chorrillo de luz, mientras una risa infantil se burlaba de su tragedia y la despedía de este mundo.

viernes, 2 de mayo de 2014

Pudrición

Tarde o temprano
todo se pudre
se pudren las hojas
se pudren los árboles
se pudren las manzanas
y se llenan de gusanos

La comida se pudre en la olla
y el tenedor se hunde en el moho
lo que ayer era sopa
hoy es un pantano en miniatura

Se pudre el jardín
se pudre el huerto y el bosque
los libros se apolillan
los barcos se pudren en el puerto
y sus cascos se deshacen en el mar

En la calle roñosa
la gente se descompone
y bota lo que no usa en la acera gastada
la cáscara de plátano se pudre en una semana
las botellas en cien años o mil
no recuerdo la cifra exacta
pero decae y desaparece igual

Se pudren las mariposas
se pudren las abejas
se pudren las flores
y se hacen polvo
el polvo se pudre a su vez
y de él sale toda clase de bichos
destinados todos ellos a podrirse

Se pudre la roca y el nido en su mollera
se pudre asimismo el neonato polluelo
al darse cuenta, chilla como ventanal roto
y la madre acude a su llanto
mas el estado de descomposición de ésta es evidente

Yo me pudro en el espejo vertical
y tu presencia cría larvas de moscas en las manos
no sé dónde estarás
pero adivino tu voz pudriéndose con los años
quizá tú no lo notes
pues tu oreja también se pudrirá
y tu nariz no sentirá ni su propio hedor

Casi todo se pudre
por más que corramos la muerte nos alcanza
y nos lima las tripas a punta de zarpazos
sólo los duendes se salvan
y los unicornios, añadiría mi abuelo.

jueves, 1 de mayo de 2014

¿Sabía Ud. que en Chile hay 3 centrales sindicales?

Así es. No solo está la CUT, sino que hay dos centrales más.

Está la Central Autónoma de Trabajadores (CAT), creada en 1995, de tradición social cristiana. Se considera heredera de la Asociación Sindical Chilena (ASICH), fundada a mediados del siglo pasado por el (hoy santo) Padre Hurtado, y surge de la crítica al partidismo de la CUT.

Luego tenemos la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), creada en el 2004 a partir de la disensión interna de la CUT, a la cual también critican su sesgo concertacionista.

Y, por supuesto, la archiconocida Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Creada en 1988 como continuación de la Central Única de Trabajadores, que debió cesar debido al hiato sindical que supuso la dictadura de Pinochet.

De todas maneras, la afiliación es harto baja. De los sindicatos existentes en el 2011, el 28% está afiliado a la CUT, el 1,7% a la CAT y el 0,8% a la UNT. En otras palabras, el 68,8% de los sindicatos no tienen afiliación suprasindical.* ¡Y esto sin contar que no todos los trabajadores están sindicalizados (se calcula que alrededor de un 13% lo están)!

¿Ud. sabía esto? Yo no tenía idea.

_______
* Datos de la Encuesta Laboral 2011, Dirección del Trabajo.

Lectura recomendada: Centrales sindicales en Chile: una visión crítica. Tesis de licenciatura de Paulina Plaza y Pablo Carrasco.

La promesa del tercer día

1 Después del sábado, María Magdalena y María se levantaron con el lucero del alba y caminaron a Galilea como habían acordado dos días antes. 2 En el mercado compraron polvos, perfumes y demás enseres para embalsamar el cuerpo.

3 Al llegar al sepulcro, se encontraron con que una enorme piedra impedía la entrada a él. 4 De repente, un temblor azotó el suelo: un Ángel del Señor bajó del cielo 5 y se dirigió a las mujeres, quienes, sobrecogidas por el fulgor de sus ropas, no se atrevían a levantar la mirada. 6 ¿Acaso no recuerdan su promesa cuando aún estaba en Galilea?, les preguntó. 7 El Hijo del Hombre será crucificado y resucitado al tercer día.

8 A continuación, el Ángel movió la roca a un lado, dejando a la vista el sepulcro. 9 Las mujeres entraron y descubrieron el bulto: 10 allí estaba todavía el cadáver maltratado, las llagas en sus pies y manos, la fisura del costado que ya empezaba a despedir un hedor mortecino. 11 Mentía, fue la única palabra que brotó de los labios del Ángel 12 antes que éste se desintegrase en un charco de lágrimas, 13 al que María Magdalena y María añadieron las suyas propias.

14 Secas de dolor, las mujeres se arrojaron a un precipicio, 15 pero el Diablo ya había reclamado sus almas como despojos de una guerra cuya victoria el pueblo encomendaba al Señor. 16 Mientras tanto, el charco salino se evaporaba al sol, llevándose la esperanza de las dos Marías 17 y formando una nube cargada de abatimiento. 18 En breve, las gentes de Israel observaron desde sus faenas cotidianas cómo una lluvia de arena caía sobre los campos del Fértil Creciente, ahogando toda la inocencia vegetal con la neblina gélida de un destino insoslayable.